El 20 de octubre Vassula habla de nuevo con Jesús, y le dice: -Señor mío y Dios mío, verdaderamente, Tú eres lo más hermoso e, inmerso en Tú Belleza, Tú eres Divino y Puro, ¿Cómo podemos yo y los demás no enamorarnos de Tu Dulzura?
Galanura es un rocío en tus labios, y en tu majestad y esplendor nos has bendecido, cortejado, favorecido y cubierto de innumerables dones, no sólo para asemejarnos a Tus ángeles, sino para parecernos a Ti.
Tu Palabra es como un brocado con el cual me has vestido, adornando mi alma con Tu majestad ¡Y todo esto lo has hecho con la mayor de las alegrías, y sin pensar que podrías haber estado devaluando Tu Cetro de Tu dignidad Real!
Dios me ha ungido...
Responde Jesús a Vassula:
-En efecto, lo he hecho y con gran gozo que es...Ahora ven y apóyate en Mí. No encontrarás a nadie más fiel que Yo, no encontrarás a nadie más fuerte y poderoso que Yo. Yo soy la Roca y el Fundamento del Cristianismo. Yo soy el que es, el que fue y el que será. Nosotros hemos llegado a ser pareja. Yo y tú, tú y Yo, juntos en uno. Ninguna fuerza humana podría haber elevado tu alma a no ser que le hubiera sido concedido de lo alto.
En verdad te digo: tu Novio continuará empapándote con el rocío del cielo para que tú a tu vez puedas igualmente empapar la árida tierra con torrentes de Enseñanza. Entonces será cuando la higuera produzca sus higos y la viña sus uvas. La cosecha de olivo se va a enriquecer porque ha llegado el tiempo de Mi Divina Justicia, para derrocar a los malvados que se postran ante la Bestia. Pronto la tormenta se habrá terminado...sirve a Mi Casa y habla en Mi Nombre, de forma que Yo, en Mi Trascendente Amor, pueda continuar derramando Mis Bendiciones sobre esta generación.
-sirve a Mi Casa y has sonar Mi Nombre tres veces Santo como música a los oídos apóstatas y serán sanados;
-sirve a Mi Casa sin reserva, Mi predilecta, con Mi puro maná y colma las bocas hambrientas con Mi Palabra;
-sirve a Mi Casa para que recobre su vigor recordándola que Mi Presencia ilumina cualquier oscuridad.
Ah, Vassula, díles como les estoy esperando para que Me inviten, y tan pronto como vea sus labios entreabiertos, prestos a pronunciar la primera palabra de invitación, vendré a ellos y les sacaré de las aguas tenebrosas para remontarse conmigo en las alas del viento.
No Me ocultaré ni tampoco Mi Gozo, sino que les hablaré poéticamente, revelando los misterios uno tras otro. En la seca tierra derramaré agua, y corrientes sobre el árido suelo. Derramaré Mi Espíritu así como Mis Bendiciones y todos se levantarán de un salto; saciados con el rocío del cielo, Me honrarán en su espíritu. Tu tierno Novio te afirma de nuevo estas cosas, aquellas cosas que Yo, en Mi trina santidad, te he revelado hace tiempo.
No hay ninguna Roca sino Yo, tu Dios, ¿ves las maravillosas proezas que estoy haciendo por Mi Casa? Yo te he instituido como testigo en Mi Casa y he establecido Mi Obra dondequiera he querido que estuviera. ¿Ves como amo Mi Casa?
Rodeado de poder, Yo Soy. Así alza la voz en Mi Casa y pregunta a mis pastores:
"¿Hay alguien dispuesto a trabajar con vigor y amor para reconstruir esta ruinosa Casa? ¿Hay alguien allí dentro que esté dispuesto a defender esta Casa? ¿Hay alguien que ahora comprenda lo que Yo estoy diciendo? ¿Hay alguien en la Casa del Señor que esté dispuesto a expandir el Reino de Dios?"
Si hay alguno de buena voluntad, Yo, entonces, brillaré en él con Mi esplendor, vistiéndole de Mi Mismo. Yo me daré a conocer a él y Me verá de pie ante él. El verá al Inmortal y Eterno Rey, y atraerá a todos los hombres a Mí, porque Yo habría enriquecido su alma con mi Inmutable Divinidad, y le habría adornado con todo ornamento imaginable y en su estatura real él sanaría a esta generación.
El sordo oirá y el ciego verá y todos juntos, en una sola voz, gritarán: "Nosotros pertenecemos a la Santa Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo".
Y tú, Vassula, no te canses de escribir, produce abundante fruto. Todos Mis ángeles se regocijan a la vista de estos frutos. Yo estoy a tu lado, así que no temas. Yo te amo. Ic.
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