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Mostrando entradas de diciembre, 2009

-JESUCRISTO ADVIERTE AL MUNDO...

El 01 de septiembre de 1987, Vassula -la mensajera de Dios en estos tiempos- recibe este Mensaje de Jesús: "Yo he mostrado mi Amor a la humanidad , pero he mostrado también Mi Justicia. Cada vez que Mi creación se ha revelado contra Mí y Mi Ley, Mí Corazón se endurecía, Mí Corazón se afligía por sus iniquidades...El mundo no ha dejado de ofenderme y Yo a mi vez no he dejado de recordarles mi existencia y cuánto los amo". "Mi Cáliz de justicia está lleno. ¡Creación! ¡Mi Justicia pesa gravemente sobre vosotros! Uníos y volved a Mí, honradme, creación. Y cuando lo hagáis también Yo recogeré Mí Justicia. Mis clamores resuenan y remueven todos los Cielos, dejando a todos los ángeles temblando por lo que vendrá. Yo soy un Dios de justicia y Mis Ojos están cansados de ver la hipocrecía, el ateísmo, la inmoralidad. Mi creación en su decadencia, ha llegado a ser una réplica de lo que era Sodoma. Yo os destruiré por Mi justicia como destruí a los Sodomitas. Arrepentíos, creación,

-ESCUCHEMOS A DIOS, NUESTRO PADRE CELESTIAL

En diciembre de 1992, Dios -nuestro Padre Celestial- da a Vassula, Su mensajera de estos tiempos, este hermoso e histórico mensaje, antes de una Asamblea en Australia: -"Diles que Yo soy el Padre más Tierno. Diles cómo Me inclino para llegar a ellos, ahora. El Amor y la Lealtad descienden ahora para abrazaros a todos, para renovaros, para reanimaros y sacaros del letargo que cubre esta tierra. No digáis que estoy demasiado lejos para ser alcanzado, indiferente a vuestra miseria e insensible a vuestros llamados. Si las llamas lamen vuestras comarcas y los incendios devoran los pueblos de la tierra, todo se debe a vuestra apostasía que ha invadido nación tras nación, infiltrándose en el corazón de Mi Ley. Esta apostasía os ha reducido a la mendicidad y os ha hecho creer que estáis sin Padre...¡cómo Me compadezco de vosotros! ¿Oh, generación, cuánto tiempo tengo que esperar todavía? Mis advertencias y Mis reclamos resuenan en toda la tierra y, aunque mi Tristeza es aguda y Mi Justici

-LOS DEFORMADORES DEL FOLCLOR (I). artículo

En la genial obra Florentino y el Diablo, creada por la pluma llanerísima del gran Alberto Arvelo Torrealba, hay un personaje que relata el encuentro entre los afamados copleros y empieza el crucial e histórico duelo con estas palabras: "Esto sucedió hace tiempo, cuando en el llano se encontraban copleros buenos de verdad...". Claro, antes de comenzar le buscaron al "catire Venancio" su mascada de tabaco y un cuatro, y es entonces cuando cobra vida la leyenda que es delicia del llano, de Venezuela y de mucho más allá. Y era cierto. En esos tiempos se escuchaban y veían "copleros buenos de verdad" y cultores del folclor llanero que impresionaban gratamente. Y aquellos intérpretes dejaban su fama y su gloria regada por toda la sabana y por toda Venezuela. Y dejaron a sus "hijos" quienes les sucedieron dignamente y obtuvieron también el aplauso y el reconocimiento por su calidad interpretativa, su seriedad y amor por lo nuestro. De esos buenos hijos

-LOS DEFORMADORES DEL FOLCLOR (II). artículo

Hace poco más de un año opinábamos sobre la situación que venía ocurriendo con algunos "intérpretes" de nuestra música autóctona y establecíamos algunos casos en que era evidente la deformación, el mal gusto y lo obsceno de ciertos "temas" que suelen escucharse en eventos musicales criollos y que para colmo de males eran también sonados en la radio. Y nos referíamos, en esa ocasión, a un señor -"de cuyo nombre no quisiera acordarme"- que grabó una mala pieza titulada El gabán gay, al mentado "ñemerito" de Achaguas, a la Alondra del llano, entre otros. Y puntualizábamos en aquel momento la diferencia con otros tiempos en donde el folclor venezolano era tomado con mucha seriedad por sus ejecutantes y se caracterizaba por el buen gusto, su brillantez y lo aleccionador, en no pocos casos. Y agregábamos, que por eso nuestro acervo cultural más criollo mantenía intactas las figuras legendarias de Juan de los Santos Contreras, Angel Custodio Loyola, Jos