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La demagogia de Henri Falcón es proverbial




La demagogia de Henri Falcón es proverbial

Por  Eduardo Correa

       Funda-Escolar es una institución educativa dependiente de la Gobernación de Lara, ubicada en Barquisimeto, y constituida por unas 5.000 personas entre docentes, administrativos y obreros. En sus inicios proveía a las escuelas, pero después se ocupó de la educación propiamente hablando. Desde siempre sus docentes han sido contratados ¿o tercerizados?, que como se sabe,  están en desventaja económica con  docentes fijos de otras instituciones, también  subalternas del ejecutivo larense. Los   sueldos de estos profesionales de la enseñanza no alcanzan ni siquiera la paga mínima legal. Debe anotarse que estos trabajadores han venido solicitando, de modo  reiterado, que sus precarias condiciones laborales sean atendidas debidamente, sin que el ejecutivo regional concrete soluciones a su disminuida situación. La respuesta es invariable: “No hay presupuesto”.  Pero en diciembre de 2012 se apareció un vendedor de ilusiones llamado Henry Falcón, quien se postulaba a la reelección en la Gobernación y les prometió un contrato  indeterminado. Aquello fue algo parecido a encontrarse en un desierto  y dar con el oasis  salvador. Sus oídos se maravillaron con la voz musical de un Henry Falcón que les prometió “las villas y castillos” contenidas en la dulce canción compuesta por ese aspirante político para la ocasión. Y despertó los sueños de los docentes con palabras como estas: “Les prometo que al ganar de nuevo tendrán sus contratos indeterminados con todas las prerrogativas económicas que se merecen como docentes y  a las cuales tienen derechos”. Tomó aire y aseguró convencido: “Y les digo que todo esto se logra con un gobierno progresista como el nuestro, ¡basta de injusticias!”, terminó en un grito ahogado y aplaudido por los presentes. Abrazos y apretones de mano iban y venían con la consiguiente algarabía festiva y laudatoria.
 
     Obviamente aquello levantó el ánimo docente, ¡fuera tristezas y desengaños!, se dijeron todos. Y en enero les otorgaron el citado nombramiento en un pomposo acto en el Domo.  Pero, ¿qué ha pasado a partir de allí? Nada en absoluto, y la desdicha de estos trabajadores sigue in crescendo. Falcón, ungido de nuevo, olvidó por completo la letra de la melodía entonada entonces y con ello la palabra empeñada. Los insistentes  maestros, contrato en mano, no han logrado fructificar, al extremo que en las pasadas vacaciones escolares se fueron a sus casas sin nada de lo prometido: sin bono vacacional y con el sueldo irrisorio y exiguo sin variante alguna. Valga decir que estos profesionales no gozan de IPASME,  HCM,  bono navideño ni aporte patronal a la caja de ahorros. Ellos han reiterado sus exigencias y las respuestas han sido terminantes: “No hay dinero para eso y así protesten o amenacen con paros, no habrá soluciones para Funda-Escolar”.

        Y las preguntas de rigor: ¿Por qué el gobernador no tomó la previsión presupuestaria una vez hecha su promesa y haberse comprometido con un contrato? ¿Por qué el gobernante de marras dice que no tiene presupuesto y en julio pasado aumentó el sueldo a su tren ejecutivo elevándolo a 15. 000 bolívares? Incluso se asegura que le cercenó el 30% al presupuesto de Funda-Escolar. ¿A dónde fue ese dinero? ¿Cómo puede burlar la ley de ese modo un gobernante cuyo discurso habla de progreso y de solidaridad? ¿Y el apego a la ley y a la palabra empeñada? ¿Ese es el trato que se merecen estos trabajadores de la enseñanza? ¿Y qué de sus derechos? ¿Cómo puede permitir un gobernante que parte de sus trabajadores no devenguen ni siquiera el salario mínimo de ley? Falcón es el mismo que critica fuertemente la demagogia y la palabra incumplida de sus adversarios políticos. ¿Doble moral? Y por ultimo, el gobernador larense ha dicho que el nuevo aumento del 10% decretado por Maduro al salario mínimo, hace unos días, “es una burla” a los trabajadores, ¿Qué les parece? Sin embargo, los docentes y el resto del personal de Funda-Escolar esperan respuesta precisa y positiva, señor Gobernador.  Usted tiene la palabra.

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