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Mostrando entradas de julio, 2014

Una boda en el corazón del llano

Una boda en el corazón del llano                                 En memoria del Greco        Por Eduardo Correa       Era un día sábado, pero no recuerdo con exactitud la fecha y los años, aunque estimo que distan unos cinco lustros de algo que quiero contar. Ese día hice un viaje desde Acarigua, en el estado Portuguesa, a Valle de la Pascua, mi tierra natal. Era uno de esos tantos viajes que emprendía con cierta regularidad y que tenía como norte visitar a mi madre María Josefa, en su residencia habitual. Después de unas cinco horas de carretera ya estaba “aterrizando” en mi querido barrio Guamachal   y, como siempre sucede en el llano, al no más llegar salieron todos a recibirme con mi madre de primerita y con una   brillante y espontanea sonrisa que me “aflojó” el corazón rapidito y aumentó mucho más en cuanto nos abrazamos. Al ratito, y poco después de los saludos y abrazos de rigor, mi hermano Gregorio me dijo: “Que bueno que llegaste, pelón, porque tenemos una fie

Anoche soñé con el Greco

  Anoche soñé con el Greco Por   Eduardo Correa           Anoche soñé con el Greco. Con mi hermano. De pronto lo vi cerca de mí y corrí a abrazarlo, llevaba puesta una ropa conocida para mí y estaba parado de medio lado y mirando a la distancia. Cuando hice el gesto de abrazarlo pensaba que no tocaría su cuerpo y su figura, tal vez pensando que ya había volado al Cielo y aquella figura era entonces imaginaria, pero no, al hacer contacto era el Greco. Si, era él. Lo abracé fuerte como en un intento de retenerlo para siempre. No sé cuánto tiempo duré abrazado con el Greco que tanto quise,   quiero y querré. Solo recuerdo que su imagen era cierta y era la que siempre conocí. Y empecé a llorar en el sueño aferrado a mi querido hermano,   como en un intento de que no se fuera jamás...y de pronto desperté y una tranquilidad impresionante me hizo sentir que el Greco nunca se iría y   siempre permanecería conmigo. El sueño se fue, y sentí que él se quedó en mi corazón. Y si, en

Mi amigo el mendigo

Mi amigo el mendigo   Por Eduardo Correa   Ayer vi, a mi amigo el mendigo. Estaba triste y afligido porque se siente vencido, solitario y sin amigos.   Mi amigo el mendigo es socio de la miseria y aunque sea su compañera no le importa lo más mínimo. Mi amigo el mendigo no busca un pedazo de pan, ni migajas que le dan los seres caritativos.   El busca un mundo Divino lleno de amor y de paz, donde reine la hermandad, la justicia y el cariño. El sabe que su destino es soñar con la ilusión porque así su corazón sentirá paz y alivio.                                 Todos somos cual mendigos que buscamos siempre cosas en una vida azarosa llena de hiel y espejismos.