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Bolívar contra la burocracia y la corrupción


Bolívar contra la burocracia y la corrupción



Por Eduardo Correa
Revisemos algunos papeles de Bolívar que jamás perderán vigencia y que son necesarios e incluso vitales por estos tiempos y que deben formar parte del debate propuesto recién por el presidente Nicolás Maduro, y precisamente, como se dice en el argot popular “la ocasión la pintan calva”. Y se trata de los temas de la burocracia y la corrupción que, cual terribles flagelos, le preocuparon muchísimo al Libertador y, obviamente, dejó constancia  en sus escritos. Si hurgamos un poco en ellos, nos damos cuenta que al mismo tiempo que el caraqueño ejemplar iba librando la batalla por la independencia, no dejaba de pensar en lo que sería después la república liberada.


Veamos el primer aspecto referido a la administración pública que fue objeto de sus grandes preocupaciones y donde la burocracia era algo relevante por su vinculación estrecha con los ingresos de la nación. A tal punto que la relacionaba como una de las grandes causas que dieron al traste con la primera república, cuando dijo: “La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos y perjudiciales y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados y legisladores, dio un golpe mortal a la república”. Es por ello que se propone con todas sus fuerzas a extirpar un problema que se resiste a desaparecer. Claro, El Libertador consigna el hecho de manera objetiva y constructiva, y no deja de causarle escozor la incompetencia general, la apatía hacia las cuestiones importantes, el “papeleo”, las tramitaciones tediosas e interminables, y estaba consciente que para logara una administración ágil y eficiente era necesario podar las ramas del frondoso árbol de la burocracia. Y apuntaría después, “el estado de nuestras rentas no alcanza a llenar el numerario que se necesita para pagar la inmensidad de nuestros empleados; no hay pueblo, por pequeño que sea, que no tenga un juez de derecho y otros empleados absolutamente inútiles”.

Y ni siquiera escapa a sus críticas su querido ejército cuando denuncia la burocracia allí existente, recomendándole a Páez que fuera estricto en la relación y revisión de los ingresos y egresos y hasta propone una reforma urgente de ese estado de cosas. En respuesta a ello, el héroe llanero le dice: “Examine usted bien las cuentas y verá que más se gasta en oficiales que en soldados, y no podrá usted negar que este es un perjuicio muy grande al Estado y al ejército”. Por supuesto que Bolívar propone soluciones que no sean traumáticas e injustas, porque sabe que la eliminación de cargos públicos de modo indiscriminado puede lanzar a la pobreza a muchas personas, y que además es un tema delicado que la nación debe tratar con mucho cuidado.


Sin embargo, las circunstancias le obligan a recomendar: “no solo no se deben nombrar más empleados, sino que es absolutamente indispensable anular una infinidad que lejos de hacer bien, embarazan la administración y absorben las pocas rentas del Estado”. Asimismo, gira instrucciones a sus colaboradores para organizar y distribuir convenientemente a los trabajadores existentes. Por otra parte, El Libertador observa que en la república no son los mejores ni los más aptos quienes andan tras los cargos, y sugiere a aquellos que los buscan afanosamente que se insista, más bien, en aquellos a quien se les proponga y los rehúsen y llega al extremo de decir que no importan que sean adversarios si son honestos.

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