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¡Y llegaron las temidas vacas flacas!


¡Y llegaron las temidas vacas flacas!


                                 Por Eduardo Correa
Esta historia es conocida. José fue vendido por sus hermanos por envidia y fue llevado a Egipto como esclavo, estuvo al servicio de un personaje cercano al Faraón, quien tuvo un sueño, pero todos los sabios que llamaron a Palacio no pudieron interpretar el sueño, entonces mandó a buscar a José, ya informado de sus habilidades. Le dijo: “estaba en la orilla del Nilo cuando vi que salían del río siete  vacas hermosas y muy gordas que pastaban. Detrás de ellas salieron otras siete vacas feas y flacas que se comieron a las siete vacas gordas y hermosas”. José le respondió de inmediato: “Faraón, Dios te ha anunciado lo que va a hacer. Las siete vacas gordas son siete años de abundancia. Las siete vacas feas y raquíticas, que salieron detrás, son siete años de hambre”. ¿Qué debo hacer entonces? Le preguntó el Faraón. “Muy simple, le dijo José. Busca un hombre inteligente y muy sabio y lo pones al frente del país y que una parte de la cosecha recaudada durante siete años, la guarde para cuando vengan los siete años de hambruna y así tu pueblo no sufrirá el hambre que vendrá”. El faraón nombró al propio José, vino la hambruna pronosticada extendida por todo el mundo, pero el hebreo fue sabio y tomó las previsiones y pudieron afrontar las calamidades y salvar a Egipto, e incluso pudieron favorecer a otros pueblos.

La reflexión y los hechos de José, claro está que fueron inspirados y dictados por Dios y pueden servirnos siempre, y más ahora cuando el mundo atraviesa de nuevo una de sus peores crisis económicas por causa de la ambición sin límites, las desmedidas y excluyentes formas de vida donde unos pocos viven bien y la  mayoría sufre el rigor del hambre. Por eso debemos tener en cuenta las sabias palabras bíblicas y estar siempre atentos y pensar que, “Las siete espigas granadas y buenas que salían de un mismo tallo –continuación del sueño del Faraón-, pero que después de estas brotaban otras siete delgadas y quemadas por el viento que se tragaban a las siete granadas y repletas”.

Faltaba agregar que José, odiado y vendido por sus hermanos como ya dijimos, llegó a la cumbre y gobernó en Egipto muchos años –lógicamente guiado por Dios- y perdonó a sus familiares y los colmó de bendiciones, tal como era el mandato. Tuvo un hijo que llamó Manasés, que quiere decir: “He olvidado” y luego otro, Efraím: “He fructificado”, todo ello porque el Supremo lo hizo olvidar los agravios y además le permitió producir para muchos

Hoy, el caso nuestro es dramático porque no supimos aprender  esas lecciones y jamás nos apegamos de ningún modo a ese legado Divino, y muy por el contrario, caímos de nuevo e irremediablemente en una espantosa ruina nacional que ya ni siquiera comer podemos después de haber despilfarrado una cuantiosa fortuna como nunca habíamos visto en este ahora ex país, y todo eso adornado por la más grande corrupción, desidia e ineficiencias de antologías. Faltaba agregar que José, odiado y vendido por sus hermanos como ya dijimos, llegó a la cumbre y gobernó en Egipto muchos años –lógicamente guiado por Dios- y perdonó a sus familiares y los colmó de bendiciones, tal como era el mandato.


Y finalmente, ojalá “la negociación política” en República Dominicana fructifique y podamos emprender un plan nacional que permita que Venezuela pueda recuperarse y las “vacas  engorden de nuevo” y el país se enrumbe por el camino del progreso. 

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