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¿Orden de muerte para Sabino?


¿Orden de muerte para Sabino?


                            Por Eduardo Correa

“Y después de quinientos años los persiguen todavía...”. La frase anterior pertenece al compositor e intérprete Reinaldo Armas, y forma parte de la estructura de su interesante canción Génesis, impuesta en el gusto musical llanero hace algo más de diez años. El exitoso cantor venezolano se refería a la situación negativa en que siempre han vivido nuestros aborígenes. Pero debemos acotar que aún cuando la expresión mantiene su vigencia, su autor “se dejó de eso” y ahora en su aspiración actual de ser gobernador del estado Guárico, se abrazó con los adecos y copeyanos, quienes durante los cincuenta años que gobernaron a este país nunca le dieron importancia a nuestras etnias, y muy por el contrario “los persiguieron” hasta más no poder. Bueno, allá Armas con su conciencia.

            Ahora, el caso que refiere el título de este escrito -y que debería sorprender- es de reciente data y se inscribe en esa persecución histórica de la que han sido victimas nuestros nativos y sus descendencias lejanas. Pero, ¿Quién es Sabino y quienes lo persiguen?. El desdichado Sabino sobrevive actualmente en la sierra de Perijá e integra la legendaria comunidad de los yukpa de la que es su cacique. Sabino lleva en el alma el dolor ancestral de su gente y eso  hizo que se convirtiera en un defensor acérrimo de sus correligionarios  y de su dignidad. Pero es muy poco lo que este hombre ha logrado conseguir, aún cuando su lucha por la vida ha sido conocida por tirios y troyanos. No ha sido suficiente que la misma Constitución Bolivariana de Venezuela contemple la defensa y el respeto para estas etnias, que son tan venezolanos como el que más. Hasta el momento el Capitulo VIII y sus ocho artículos han sido una especie de letra muerta para estas mujeres, hombres y niños que “habitan” en rocosos y montañosos lugares. Pero debe destacarse que sí cobró vida, apuntalada por la novísima ley, una frondosa burocracia con ministros, vice ministros y altos empleados que han pasado por allí, incluso algunos con sangre de esos primigenios venezolanos. Es muy poca la obra que se ha generado desde esa institución estatal. Y eso dicho por ellos mismos, hasta el punto de que más bien desconfían de estos funcionarios, dadas sus “conductas y decisiones” en función de resolver el milenario problema. ¿Quiénes persiguen a Sabino? Los de siempre, los mismos que recurrentemente les han venido robando sus tierras, las mejores y las más planas, arrinconándolos y teniendo que huir hacia las montañas y lugares mas agrestes e intricados donde no pueden casi ni vivir ni mucho menos producir. Entre sus perseguidores debe anotarse una familia de apellido Vargas y otro grupo de productores, que son precisamente los pisatarios de las tierras que una vez le pertenecieron por generaciones a los yukpa. Y junto a estos productores invasores se ha formado una mafia que componen militares, policías, funcionarios, jueces y matones colombianos y venezolanos.

            Gente de esos grupos le han puesto precio a la cabeza de Sabino y ya han intentado asesinarlo en dos ocasiones, de las que se ha salvado milagrosamente. La primera vez logró huir y llegar a Caracas junto a algunos familiares y merodearon un tiempo por las cercanías del terminal de pasajeros, casi pidiendo para poder comer. Después de algunos años fueron devueltos a la sierra con promesas y mas promesas. Sabino sigue su lucha en el que fue su terruño, pero han vuelto a buscarlo los asesinos a sueldo y debe vivir escondiéndose. Hace algún tiempo asesinaron a golpes a su padre José Manuel Romero –este hombre tenía 109 años y era una especie de “biblioteca viviente” que portaba la memoria ancestral de su pueblo-, cuya muerte quedó impune. Poco tiempo después le dieron una paliza a un hijo suyo que logró sobrevivir. El propio presidente Chávez ya conoce de esta triste y peligrosa situación y ha dado órdenes a sus ministros, quienes ha viajado a la zona de terror, pero hasta ahora no hay mayores soluciones. Mientras tanto, la vida de Sabino Romero sigue corriendo peligro. ¿Logrará salvarse este  hombre digno, orgulloso de su sangre aborigen?. Es una grave y urgente responsabilidad que pesa sobre el Gobierno Nacional.         

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