Ir al contenido principal

Escrito con el corazón ...


Escrito con el corazón
Cartas, memorias y reflexiones
Por  Eduardo Correa


“Cada palabra está impregnada con un pedazo de mi alma

Son como lluvias de letras que empapan mi corazón sin que puedan secarse jamás”



“Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera, se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga y al del coche que empuja la institutriz inglesa y al niño gringo que carga la criolla y al niño blanco que carga la negra y al niño indio que carga la india y al niño negro que carga la tierra. Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños que la calle se llena…Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño que acompaña a la ciega…y cuando se tienen dos hijos se tienen todos los hijos de la tierra…”.
Andrés Eloy Blanco



El amor desciende del Cielo, ¡tómalo y vivirás…!



Índice
Recibe de mi parte quince besos
A mi hija María del Mar
A María del Mar (2)
Nota de María del Mar a su papá
Un cuento infantil (Poema )
Un día grabado en mi corazón: A María del Mar
A Patricia (María del Río)
A Patricia o a María del Río
A Patricia o a María del Río
(Poema)
A Mirian Caridad
A Mirian Caridad (2)
A mi hija María del Valle
El hijo del hijo (Poema)
Cartas de María del Valle a su papá
Carta a Jormy Alejandro
A Jormy Alejandro
Carta a mi Gringo querido
Carta a Diego José, también llamado Eduardo Segundo
A mis hijas Sandra, María del mar y María del Valle que son madres
Al Padre Celestial
Carta sin destino
______________________________




   "RECIBE DE MI PARTE QUINCE 

                        BESOS”

Sí, quince besos para una princesa de nombre MARIA DEL RÍO, también conocida como PATRICIA YORGELIS, por sus quince hermosas primaveras y los primeros vinieron del Cielo de parte del Padre Creador que bien se sabe nos creó por amor, son una especie de ósculos santos, del latín unculum que significa igualmente caricia divina. También los humanos se manifestaron, obviamente, y llegaron (los besos) desde EEUU, de El PERÚ, de MÉXICO, de VENEZUELA, claro está, los más. ¿La fiesta del beso? Sí, los quince años de Patricia se pueden llamar así: "La fiesta del beso", Qué lindo, ¿no? Fue una linda noche que le depararon sus familiares y amigos, fue una noche espectacular, hermosa y única. Puede decirse que María del Río   se creció en la crisis. No la detuvo nada. Ella se lo mereció y eso es indiscutible. Allí estaban casi todos cual legión de amor para festejar a Patricia en esa noche memorable. De pronto nos invadió la penumbra y la música llenó la estancia con el vals de "las mariposas": . . . "Dime si tú quieres bailar, corazón, el vals de las mariposas, conmigo" y luego "Tchaikovski" con sus hermosos cisnes,  y allí en medio "la bella novia" trajeada de verde mar que sus movimientos al compás hacían ver su vestir azulado.

Y era Patricia "La más bella de las mariposas", realmente.  Los aplausos se dejaron sentir atronadores, aunque eran musicales también, al menos de ese modo se sintieron y escucharon. Todos de pié con salvas y alegría contagiosa. Incluso hubo lágrimas, lágrimas de amor. Y es que esa noche inolvidable semejaba también parabienes, esperanza, no era para menos. Cada mesa la ocupaba un grupo festivo que irradiaba risas y contentos. Camaradería pura. Y fueron transcurriendo las horas en un bullicio enternecedor y delicioso, con mucha música, entre bebidas y comidas propias de la ocasión, tortas y golosinas. Era una noche encantadora. Fueron los quince años de Patricia Yorgelis Mendosa Correa, un festín para el recuerdo como debe ser, fueron "Los quince de Del Río". El gallo madrugador, a lo lejos, dejó escuchar su tañido característico. . . y era una especie de música también. Pero no era el final, era el comienzo de un recuerdo feliz que se acomodó para siempre en la mente y en el corazón de todos y en especial para MARIA DEL RÍO. . . fueron sus quince besos dados por muchos como singular testimonio de lo mucho que la queremos. Gracias a Dios y a la Virgen.

Acarigua, 11 de junio de 2018.




Carta a mi querida hija María del Mar:



                       Acarigua, abril 13 de 2001

¿Cómo olvidar aquel hermoso día cuando viniste al mundo, a mi mundo, a mi entorno? Todo aquel gran espacio me pareció muy pequeño a tu llegada. Estabas ahí, bella, chiquitita, con tus ojitos que parecían mirarme y que creí percibir, solo para mí, una tenue y sutil sonrisa que provenía de tu boquita bien dibujada por el cielo. Yo me sentí tan feliz que elevé mi mirada al Altísimo agradeciéndole ese gesto admirable de darme a esa criatura que pensaba era toda mía. Aquel 13 de abril permanecerá en mi memoria y en mi corazón por siempre porque tu ansiada llegada borró de raíz cualquier sinsabor o tristeza que pudo haberme afectado en cualquier tiempo pasado.

El momento cumbre fue cuando te tuve en mis brazos por primera vez. Por poco me desvanezco de las maravillas que embargaron mi cuerpo y mi mente al sentir tu cuerpecito, tierno y febril, junto al mío. Ahora, después de este espléndido periodo, ¿cómo pagarle a Dios que me haya permitido verte crecer y seas esta vez la sorprendente y bella mujer que me regocija a cada instante?  Yo te quiero y tú lo sabes, aunque parezca pleonasmo. Siempre he tenido una palabra de aliento y de amor para ti ¿otra redundancia?, y si alguna vez no la escuchares, debes estar segura que te la envío en cada latido de mi corazón y tu figura permanentemente ha estado en mi memoria e impregnada  del oxígeno que a diario exhalo.

Te parecerá que exagero. O acaso que estoy loco. Bueno, ¿no es una especie de demencia ser efusivo y llegando al frenesí? Puede que sí, hija mía. Pero siempre mantendré –con mucho esfuerzo, claro- mi serenidad y la razón para no perturbar tu propio espacio y permitirte que seas tú. Soy el pastor pendiente de su oveja, pero que no la apretuja ni la pastorea en exceso y que jamás el necesario “mandador” de la palabra estará por encima de la orientación llena de amor y de paciencia. No ha pasado mucho tiempo desde aquel día bello en que llegaste a mi vida para acrecentarla de fe y de esperanza.

Eres como un majestuoso árbol que ahora da sombra y cobija a sus retoños que procreó e “invadió” con una nueva felicidad a mi vida. Oh, Dios, gracias por tan hermosos y preciados regalos de existencia y por los que puedas darme -para mi felicidad- en los años por venir. Estoy inmensamente satisfecho contigo, hija mía... ¡feliz cumpleaños! mi amor  y que Dios, El Todopoderoso, vele por tu hermosa existencia y la de tus singulares retoños, Jormy Alejandro y Diego José, también conocido como Eduardo Segundo. Sean felices, vosotros lo merecen. Y tal como siempre te digo, haz el bien.


Tu padre que suspira por ti a cada instante




Un cuento infantil
(Poema)


Anoche le hablé a mi hija
del país y del futuro
y me escuchó como muda
y un tanto reflexiva,
es apenas una niña
pero debe conocer
lo que puede suceder
en esta patria querida.


Y le contaba a mi hija
que la crisis es profunda
delicada y aguda
y con enormes heridas,
el futuro es cuesta arriba
porque todo colapsó
y el gobierno fracasó
hablando de burguesía.


Se impone la politiquería
la mentira y la farsa
y se nos va la esperanza
Los sueños y la alegría,
perdimos la soberanía
y la propia independencia,
se llevaron las riquezas
y todo cuanto había.


Cuando miré a mi hija
para ver que me decía
ella tranquila dormía
inocente y sonreída.




Carta a mi querida hija María del Mar (2)

Todavía recuerdo cuando naciste. Han pasado algunos años y lo veo con mucha nitidez. Era un 13 de abril y cuando a tu mami le dieron dolores surcamos velozmente las calles de Acarigua rumbo a la clínica...no pasaron más de dos horas cuando una enfermera risueña me dijo en la sala de espera: "Es una hermosa niña, señor". Corrí desesperado pero feliz al cuarto y allí estabas: moviendo tus piernitas y manitas y cuando me acerqué a ti dos lindos ojitos me apuntaron brillantes y me miraron fijo y con extrañeza, mi alma sintió un efecto profundo, bonito y sentimental que no he podido borrar jamás. Estabas allí, te tocaba, te miraba, sonreía, no encontraba que hacer lleno de felicidad. Sí, estaba muy feliz, tu allí, cerca de mí y eras toda mía, casi no lo podía creer. Mentalmente daba gracias a Dios.

Han pasado unos años, no muchos, pero los suficientes para verte ahora convertida en una hermosa mujer. Contigo viví todos los momentos: De felicidad, de angustias, de tristezas breves pero todo eso se borraba con el  amor que nos embargaba, y Dios nos dio la fuerza necesaria para vencer las adversidades. Siempre hemos estado juntos...y pido al Creador que no nos separe nunca, que sigamos este bonito sueño por siempre...ahora con otra hermosa compañía...el soldadito que trajiste al mundo para aumentar los sueños y la felicidad. Gracias mi amor por ser como eres...y ¡feliz cumpleaños mi reina bella!                               

                         ¡TE QUIERO DEL TAMAÑO DEL Mundo!

                                                Tu papá, Eduardo Correa
                                                      13 de abril de 2007







Un día grabado en mi corazón...

A  María del Mar:

           

2016, año de la Esperanza
Unas horas antes había indicios ciertos de que algo maravillosos iba a ocurrir y yo en casa estaba emocionado y expectante. Y después de la ansiosa espera !Sucedió!... Si, el regalo de Dios llegó en envoltura de jazmín y tul, con rosas y claveles ¡EL 13 DE ABRIL! ¡Que hermosura!, una niña bella, chirriquitita y bonita que después de llorar calló de pronto y me miró con fijeza, nuestros ojos se miraron y fue un flechazo de amor mutuo como si ya nos conociéramos desde siempre. Y luego una sonrisa fina y delicada me brindaste, la emoción me embargó al punto del desmayo. Vi hacia el techo buscando a Dios para agradecerle semejante obsequio que cual luz divina alumbró mi alma, mi corazón y mi vida. Es el día de abril más brillante y más anhelado, veinticuatro horas pletóricas de emoción y encanto que se han prolongado por años. Y ese tiempo lindo lo has llenado de bienaventuranzas, de ternura y bondad. De felicidad sin fin con dos retoños que son tus lindos hijos, Jormy Alejandro y Diego José, productos de tu amor prolijo. Y es así que doce más uno no es un trece cualquiera ni común...es un espacio único y sin igual en el tiempo, y lo que es más importante: !En mi tiempo! !En mi vida!...y que otra cosa más puedo decir? !Gracias, mi amor querido por haber venido a mí ¡Gracias MARIA DEL MAR!...gracias por ser la clase de mujer que eres, la madre dedicada y la hija bonita y amorosa que conozco! Gracias por existir!... !Feliz cumpleaños, hija mía ¡Dios mío, que Grande Eres!


Una nota de María del Mar


Hola, papá, buen día.

En unión de mis hijos hoy te felicitamos por ser el Día del Padre, y agradecerte por estar siempre ahí con nosotros, siempre pendiente. Te amamos mucho.
Gracias, papá
Junio, 22 de 2016





Carta “a mi hija” Patricia Mendosa Correa



          

           Mi querida Patricia                           "También conocida como María del                                                                                                             Río" 
Cuando naciste fue un día maravilloso e inefable y desde ese momento te convertiste en mi pedacito de Cielo, ese que trajo luz y esplendor a mi vida, y al pasar de los años ese pedacito de Cielo ha ido brillando, creciendo y trayendo alegría indescriptible a mi existencia y a todo lo que me rodea y te digo que jamás dejaré de darle gracias al Creador por darme regalo tan hermoso, tan bello y tan único. Y es por eso que cada minuto, cada hora, cada día y cada año que he vivido  contigo es como un rayo que brilla siempre muy dentro de mí llenando de colores en derredor y elevando la esperanza en mi quehacer. Ahora que caminas a tu Primera Comunión, ese pedazo de Cielo que eres tú sigue creciendo cada vez más en persona y en acercamiento al Señor, a Dios, tanto así que lo recibirás en la Eucaristía que es Su Cuerpo y Su Sangre ¡Bendito sea Dios! ¡Qué maravilla! ¡Qué hermosura¡ ¡Gracias infinitas, Señor Jesús!, en mi nombre y en el de Patricia, a quien conocemos también como María del Río, familiarmente.

Dios lo es todo, mi niña, y esa tu Primera Comunión te llena y te honra a ti,  al igual que a mí que te quiero un mundo. Te felicito, hija querida y agradezco a Dios, a ti, a tu madre María del Valle, a tu abuela Dilcia, a tus maestras y a todos quienes de una forma u otra hayan coadyuvado y estimulado este paso tan hermoso, tan espiritual y tan feliz. Este paso que das “Se considera como la primera experiencia de revelación espiritual, en estado de consciencia, que vive un católico y marca así el inicio del relacionamiento espiritual consciente entre el creyente y Jesucristo manifestado entre Su Cuerpo y Su Sangre en el sacramento de la comunión”. Hoy estoy feliz por lo que haces y sé que tú también estas muy feliz, Patricia del alma, porque, ¿acaso puede haber algo más hermoso y más grande que creer y caminar con Jesús? No lo hay, hija, y repito que Dios ¡Es lo máximo!  Y como dice San Miguel Arcángel ¿Quién como Dios?

Recibe un beso y un abrazo mi niña y que Dios y la Virgen te sigan bendiciendo.


Tu papá”,

Eduardo Rafael      








Carta a mi querida Patricia


(También conocida como María del Río) 

Junio, 6 de 2016
Querida mía: Todos los días que el Creador nos concede son maravillosos, aunque en ellos hay también días muy especiales como el del miércoles 6 de junio. Si, esa bonita fecha quedara grabada en tu corazón porque culmina el primer peldaño de tu educación !Terminaste la primaria! Y subes el primer escalón de la provechosa escalera que te subirá a estadios superiores en tu enseñanza, en tu aprendizaje y provechosa existencia. Que hermoso, verdad? Son seis años de tu tierna y bella vida que te llevó desde tu hogar a la escuela a relacionarte y a convivir con tus semejantes, con tus maestras, con los niños compañeros de clases y con todo ese entorno que significaba una especie de segundo hogar: allí aprendiste, jugaste, corriste, y ese bullicio lleno de risas, abrazos, y por supuesto de seriedad y orden que te llevaba a la formación y al salón donde recibías tus primeros conocimientos dictados con abnegación y entrega conjugados con paciencia y amor. En ese predio escolar, en esos pasillos, en la cancha, pudiste crecer no solo en estatura sino en conocimiento y moral también. Son tus primeros esfuerzos coronados junto a tus padres, abuelos, hermanos y amigos. Eso no lo olvidarás jamás y esos recuerdos bonitos perdurarán en ti y ese certificado recoge de alguna manera todas tus mañanas, tus tardes y noches casi siempre al lado de tu morral, de tus cuadernos y lápices cumpliendo con la laboriosa tarea y hoy puedes sonreír satisfecha porque !Lo lograste! Cumpliste contigo, con tus maestras, padres, abuelos y con la sociedad. Y no digo que no pudo haber alguna carita triste, alguna contrariedad, pero pasajeras, porque la vida, aun a temprana edad trae sus complicaciones que se superan con dedicación, entrega, comprensión y donde el deber se impone. Y luego viene la recompensa, esa que hoy te llevas como justo premio. ! ¡Enhorabuena!, mi querida Patricia! Un beso y un abrazo de tu pa...de tu abue...y que Dios y la Virgen te sigan acompañando en tu andar que ahora se viste con tu primer éxito !TE QUIERO UN MUNDO!, Gracias                                              ¡Bendita Virgen de La Concepción!
Tu “papá” catire,

 

¡TOCA, MI NIÑA! ...
(Con especial dedicación para María del Río)

                                                          ¡Toca!, mi niña
toca al Cielo
y verás que nunca
                                                  tendrás desvelos,
!toca!, mi niña
tu sinfonía
que oiga Dios
todos los ángeles
y Santa María

Y que tu canción
con coros bellos
tengan destellos
y duerma Dios,
!toca!, mi niña
tu melodía
que sea la guía
y tu oración.

Toca con ganas
y con fervor
que Dios Bendito
dio aprobación.




Carta a mi dilecta Mirian Caridad



Acarigua, 5 de abril de 1993

           ¡Hola, Mirian Caridad!                            ¡Mi linda muñeca!
Muñequita, hoy vuelvo a escribirte porque estamos en una semana grandiosa, es la Semana Santa, ayer fue Domingo de Ramos y por consiguiente hoy lunes santo. Son días específicos que obligan e invitan a la reflexión, momentos para pensar en el sentido de la vida y en la pureza del alma. En la razón del amor que es, sin lugar a dudas, lo más grande y bello del mundo. Y aprovecho esta semana  sagrada para dedicarte estas notas que me salen del alma y las escribo con letras de mi corazón. Mirian, no hay un solo momento en que no esté pensando en ti. Cada segundo, cada minuto, hora y día, semanas y meses tú estas en mi pensamiento. No puedo apartarte de mi mente, no quiero y no puedo hacerlo. Y es que cuando pienso en ti me embarga una gran emoción y un sentimiento profundo recorre todo mi cuerpo. Eres lo más bello que me ha podido pasarme…corroboro a cada instante que me gustas, que estoy enamorado y que te quiero. Estoy ilusionado contigo. Pero es una ilusión cierta, verdadera, real y viva. Todo es mágico y hermoso. Te invito formalmente a compartir toda esta belleza ti toda esta magia. Te ofrezco un mundo lleno de amor, de rosas y de sueños. Tú serás el centro de mi corazón y de mi vida. Mi mundo serás tú. Solo tú. Estoy a punto de alcanzar una estrella y si es necesario subir al cielo, lo haré. Pondré una escalera de amor con tramos de sentimientos y con la voluntad de mi alma y la fuerza de mi corazón la asiré para siempre. Su luz radiante nos mantendrá unidos y en cada rincón de nuestras almas se anidara el sentimiento de una vida dichosa y feliz. No vamos a mirar hacia atrás. Nuestro es el presente y el futuro. No habrá barreras capaces de detenernos. No habrá argumentos que pueda hacernos pensar de otra forma. Nuestras vidas nos pertenecen. Nuestros sueños son reales y nos pertenecen. La vida nos da la oportunidad porque la merecemos y además es un derecho irrenunciable: el derecho de ser felices. Siento que Dios está con nosotros, porque Dios esta con lo noble y con la verdad. ¡Vamos mi niña! ¡Vamos mi amor! La vida nos espera, vivamos nuestro amor. Penetremos a ese mundo mágico y lleno de esplendor. Caminemos sin demora por los caminos de la esperanza y la felicidad. Todo el mundo tiene su oportunidad y esta es la nuestra. No la dejemos pasar y vivamos nuestra primavera. Y no habrá otoño. Las hojas de la vida se mantendrán firmes y nuca caerán. Penetremos al jardín de rosas con perfumes de vida hermosa. Tú estás enamorada. Yo estoy enamorado. Tú y yo estamos enamorados….

“Estar enamorados, Mirian, es encontrar el nombre justo de la vida. Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma esta cautiva. Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira. Estar enamorados, Mirian, es descubrir donde se juntan cuerpo y alma. Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia. Estar enamorado, Mirian, es adueñarse de las noches y los días. Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina. Estar enamorado, Mirian, es padecer espacio y tiempo con dulzura. Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía es luna. Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas. Y es, además, Mirian, estar seguros de tener las manos puras”, eso bonito lo dijo un poeta, que no soy yo, hermoso, ¿no?

Quiero vivir el resto de mis días, que Dios mediante van a ser muchos, junto a ti, Mirian. Consulte a mi corazón y muy sonriente dijo que sí. Consulte a mi alma y muy complacida dijo que sí. Consulte al Dios divino y con un rayo de lux dibujo en el firmamento un sí muy grande…un sí muy grande formado con letras de puro corazón. Lo nuestro es como un rio de esperanza que nuestro amor no dejará que  seque nunca. Sus aguas cristalinas reflejaran tus lindos ojos donde yo siempre me miraré. Y esas aguas tibias nos bañaran de amor y de pasión sincera. Y en la orilla los árboles verdes y frondosos albergarán pajarillos de todos los colores que nos arrullarán con sus cantos melodiosos…y nuestro amor será para siempre…ahora te consulto a ti…ahora espero por ti…ahora mi vida eres tu ¿qué dices? ¿Qué decides?... yo ya decide. Ahora es tu turno…decide tú…

Chao…te quiero

 Eduardo 


Las niñas de mis ojos

Las niñas de mis ojos
las quiero de corazón
la más bella ilusión
y el mayor de mis antojos,
calman siempre mis enojos
y todas mis tristezas
son la mayor riqueza
y el más preciado tesoro.

Las niñas de mis ojos
las llevo siempre conmigo
y son el único testigo
de un sentimiento muy hondo,
tres hermosos retoños
del árbol de la vida
que da fruto sin espina
si se riega y se da abono.

Las niñas de mis ojos
tres razones para amar
Sandra, Del Valle y María del mar
son las niñas de mis ojos.
Acarigua, en un mes cualquiera de 1993.














Carta a Mirian Caridad… (2)





Acarigua, 4 de octubre de 1993



Mi querida y hermosa Mirian: Con gran emoción te escribo estas líneas impregnadas de amor y cariño y espero que al recibir las mismas te encuentres bien al lado de los tuyos. Quiero que me disculpes el no haberte llamado en los últimos días. Asimismo quiero decirte que a diario te llamo mentalmente y que no hay un momento que pueda apartarte de mi pensamiento y a cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día estoy pensando en ti. Tú ya estás conmigo. El aire que respiro es un compuesto de nitrógeno, oxígeno y tú porque tú estás en mí y en mis cosas y eres lo más importante de mi vida. Eres lo más bello que ha podido pasarme. No habrá nada que pueda separarnos… no hay distancia ni tiempo cuando el amor es sincero. Tú y yo vamos a ser felices y no habrá fuerza humana capaz de impedirlo. Dios ha juntado nuestros caminos y nuestras vidas. Yo te quiero y tú me quieres, nos queremos y eso es lo más importante para comenzar a transitar el camino de la dicha y la felicidad.

Con respecto a mis cosas cotidianas, quiero decirte que estoy listo para comenzar a trabajar con la gente de Radio Cristal en la ciudad de Barquisimeto y al mismo tiempo estoy en conversaciones con una empresa para laborar en cuestiones de mercadeo. Todo esto es importante, pero más importante para mí es mi programa de amor contigo. Tú y yo hemos firmado el contrato más interesante del mundo: el del amor y la felicidad.

Mirian, no puedo dejar de referirme a las cosas que me dices en tu carta del trece de septiembre. De verdad que me sentí muy emocionado y alegre. Las cosas bellas y hermosas que me dices en tu misiva son las más tiernas y esperanzadoras que he recibido en mi vida… eres la muchacha de mi corazón…eres la mujer que siempre había esperado…eres el amor que soñé.

¿Sabes una cosa? Anoche, antes de escribir esta carta, soñé contigo…estábamos enfrente a tu casa y yo estaba hablando con mi hija María del Valle, a corta distancia mi otra hija María del Mar…alcé la mirada y tú venias hacia mí y al verte me embargó la emoción…tu vestías una falda corta de rayas blancas y azules…nos encontramos y un tierno abrazo nos unió. Fíjate: el color blanco es el símbolo de la pureza y el azul el del amor… ¿qué te parce? Bonito, ¿verdad? …”Anoche soñé en el regreso…ya yo te veo caminando hacia mí, te hago un vestido de besos…vida mía, ¡cuánto te sigo queriendo!...que no hay distancia ni tiempo cuando el amor es sincero…”

Mi querida y hermosa Mirian: pronto iré a verte. Vivo contando las horas…deseo de todo corazón volver a verte, tocarte y abrazarte…besarte…tenerte cerca de mi…escuchar tu tierna y dulce voz…a cada instante sueño con eso. ¡Pronto será para siempre! ¡Muy pronto estaremos juntos para no separarnos más!

Mirian, te quiero y te necesito,              Tuyo siempre ¡tú eres el amor! ¡I need!..-           Eduardo



Carta a mi querida hija María del Valle:



Acarigua, 22 de septiembre de 2010

                     Amor:
Yo no puedo sacar de mi mente aquel hermoso día cuando viniste a mi entorno, y ese entorno era una especie de mundo para mí. Todo aquel gran espacio, en el que estaba, me pareció muy pequeño a tu llegada y de pronto se engrandeció. Estabas ahí, bella, chiquitita, con tus ojitos que parecían mirarme y que creí  percibir –solo para mí- una tenue y sutil sonrisa que provenía de tu boquita bien dibujada por el cielo. Yo me sentí tan feliz que elevé mi mirada al Altísimo agradeciéndole ese gesto admirable de darme a esa criatura que pensaba era toda  mía. Aquel 22 de septiembre permanecerá en mi memoria y en mi corazón por siempre porque tu ansiada llegada borró de raíz cualquier sinsabor o tristeza que pudo haberme afectado en cualquier tiempo. El momento cumbre fue cuando te tuve en mis brazos por primera vez. Por poco me desvanezco de las maravillas que embargaron mi cuerpo y mi mente al sentir tu cuerpecito, tierno y febril, junto al mío. Ahora, después de este espléndido periodo, ¿cómo pagarle a Dios que me haya permitido verte crecer y seas esta vez la sorprendente y bella mujer que me regocija a cada instante?  Yo te amo y tú lo sabes. Siempre he tenido una palabra de aliento y de amor para ti, y si alguna vez no la escuchares, debes estar segura que te la envío en cada latido de mi corazón y tu figura permanentemente ha estado en mi memoria e impregnada  del oxígeno que a diario exhalo.

Y no me extralimito. Ni estoy fuera de mis cabales. Bueno, y en todo caso, ¿no es una especie de demencia ser efusivo de manera tan frenética? Puede que sí, hija mía. Pero siempre mantendré –con mucho esfuerzo, claro- mi serenidad y la razón para no perturbar tu propio espacio y permitirte que seas tú. Soy el pastor pendiente de su oveja, pero que no la apretuja ni la pastorea en exceso y que jamás el necesario “mandador” de la palabra estará por encima de la orientación llena de amor y de paciencia. No ha pasado mucho tiempo desde aquel día bello en que llegaste a mi vida para acrecentarla de fe y de esperanza. Eres como un majestuoso árbol que ahora da sombra y cobija a sus retoños que procreó e “invadió” con una nueva felicidad a mi vida. Oh, Dios, gracias por tan hermosos y preciados regalos de existencia y por los que puedas darme -para mi felicidad- en los años por venir.

Estoy inmensamente satisfecho contigo, hija mía...!feliz cumpleaños mi amor y que Dios, El Todopoderoso, vele por tu hermosa existencia y la de tus singulares retoños, María del Río y Ángel Eduardo . Sean felices,  vosotros lo merecen. Y tal como siempre, haz el bien.


Tu padre que suspira por ti a cada instante.




         
                                   
                                  
                              El hijo del hijo                           


Qué bello es tener un hijo
que hermoso y bonito
se siente algo distinto
lleno de fe y regocijo.

Pero se siente lo mismo
tan grandioso y tan bueno
cuando uno es abuelo
teniendo al hijo del hijo,
todo ello es motivo
para querer y soñar
y se siente retoñar
aquellos viejos inicios.

Qué bello es tener un hijo
y qué bello es tener un nieto
uno se siente contento
teniendo al hijo del hijo.






Cartas de María del Valle

Notas de amor para su padre


         Por su cumpleaños:
HOY de cumpleaños el hombre más importante de mi vida, mi primer amor… Sin duda el mejor hombre, padre y abuelo… padre amado, primeramente le damos gracias a Dios por permitirnos disfrutar momentos especiales a tu lado, por todo tu amor incondicional, por tu entrega y tu comprensión absoluta... pa hoy le pido a Dios que te permita seguir viviendo a nuestro lado mucho tiempo.


        Por el día del PADRE:

Que honra ser parte de ti, que honra día a día poder llamarte PAPÁ, es una honra llevar tu apellido, el apellido de ese hombre honesto, sincero, cariñoso, de ese hombre que forma parte esencial de mi vida, el que siempre está allí, mi apoyo incondicional, Gracias por tanto, Siempre serás el mejor padre y el mejor abuelo... Sin pensarlo dos veces si me tocara Te elegiría de nuevo… Te Amamos Con locura... Gracias x Existir ¡Y que vivas muchos años más!

¡Cuánto te lo agradezco, hija!



A María del Valle:


Qué bonito, Hija mía, que bonito lo que me dices y escribes. Gracias de todo corazón. . . es probable que sepas lo bien que me hacen en estos momentos tus hermosas y hondas palabras, y es por ello que hoy se duplica el valor de ese maravilloso mensaje que me manifiestas y me das mucho ánimo para seguir luchando. Tú aumentas mi fe, mi esperanza y mi porvenir. Llegas a mi alma, corazón mío ¡Gracias, hija bella! !Que Grande es Mi Señor!
Tu papá

Junio de 2016




Carta a Jormy Alejandro


Acarigua, 30 de marzo de 2016
        Mi querido nieto Jormy Alejandro
Esta carta toma hoy forma de letras en el Ordenador y otros instrumentos modernísimos de la comunicación social como la “red de redes” y otros. Pero ya estaba escrita en mi mente y en ella están tejidos unos hermosos sentimientos que tienen tiempo suficiente en mi alma y en mi corazón. Sí, así es, mi nieto querido. Y esa forma que adquiere hoy ya estaba fijada con antelación en diferentes bonitas etapas: la de tu advenimiento divino, tu etapa de bebé bello y chiquitico y luego fuiste creciendo y trayendo alegrías múltiples y diversas a nuestro mundo, al mundo de tus padres, de tus abuelos, de tus primitos, de tus tías, tíos, madrinas  y todo ese entorno bonito que se fue desarrollando en tu derredor. ¡Qué cosas más bonitas y gratas nos han regalado Dios y tú! ¿Cómo pagarle esas hermosas Gracias que nos dio el Creador?

Quiero que sepas, nieto mío, que nosotros siempre estuvimos a tu lado, muy cerca cuando eras chiquito, y me refiero a tu madrina Mirian Caridad y a mi persona, tu abuelo, y lo digo porque claro está que vivías en tu propia casa con tus padres. Pero después vivimos juntos ¡Todos! ¡Qué maravilla! Tú, con tres o cuatro añitos, tu mamá, tu madrina y yo, y fueron tiempos muy hermosos, tú eras la estrellita de nuestro hogar, y de eso no había ninguna duda. Todos bajo el mismo techo, ¿podría haber más felicidad? Y fueron muchas las bromas que yo te gastaba y tú te ponías bravo…jejeje…recuerdo cuando tu mamá te levantaba muy temprano para que fueras al colegio…se cansaba de llamarte hasta que al fin lo hacías, pero bravo, y ella te vestía medio dormido y yo te gastaba las bromas, pesadas creo, y corrías a pegarme y me perseguías por toda la casa, tu mamá nos separaba y tú me decías: “Mira, abuelo, yo te odio, ¿lo sabías?”  Y yo me reía, pero María del Mar te recriminaba: “Jormito, ¿Qué es eso? ¡No le digas así a tu abuelo! Otras veces me decías cuando te gastaba más bromas: “Abuelo, tú eres un perdedor”, y hablabas al mismísimo estilo gringo…y yo me reía con tus salidas que eran para mi jocosas y de gente grande. Y otras veces me decías: “Abuelo, eres un inútil”, y aquí si la pegabas . . .  jajajajajajaja
Así pasábamos los días, claro, las bromas eran muy pasajeras y eso que me decías no era verdad ni lo sentías de veras, era tu rabiecita al verte contrariado. Y la verdad era que lo pasábamos muy bien casi todo el tiempo, juntos, conversando, y jugando, y en esos juegos yo abusaba también y tú impotencia de niño te daba por llorar. ¿Te acuerdas aquella vez que nos “agarramos en el cuarto a luchar” y corriste a refugiarte y acusarme llorando con tu madrina Mirian? Y le decías. “Madrina, mi abuelo me golpeó en la lucha y él fue quien empezó la pelea porque yo estaba tranquilo”…lo hacías  parado en la escalera. Y después nos contentábamos y nos reíamos. Y se te olvidaba rapidito porque siempre me decías: “Abuelo, ¡vamos a la lucha! ¡Qué tiempos esos, Alejandro, que tiempos! Y comíamos juntos, salíamos e íbamos en repetidas ocasiones a Buenaventura o a Llano Mall y a ti te encantaba ir porque era seguro que subiéramos a comer porque siempre tenías apetito y después el helado de rigor…ese que mucho te gusta todavía…mcflury… y a veces te salía barquilla, cuando andábamos cortos de dinero. Ah, y disfrutabas mucho el parque de los carritos. También disfrutabas mucho con el cepillado de parchita y sus respectivas cotufas. Y te encaba ir conmigo a la librería, a comprar un cuaderno o un juguete o un libro, ¿te acuerdas? Son muchas las fotos donde están grabados buena parte de esos recuerdos y andanzas…y cuando nos íbamos a la tienda de libros y juguetes y veías y revisabas algún libro o juguete y al ver el precio ibas y me decías: “Abuelo, me gusta este libro o este juguete, pero apenas vi el precio me di cuenta que es muy caro…na guara abuelo, ¿por qué cuesta tanto? Voy a devolverlo al estante”. Y cuando volteabas yo me quedaba viéndote y me entristecía. Pero aplaudía tu madurez de niño…aunque también casi siempre te compraba algo que no excediera mis exiguos ahorros…  

Hoy me acuerdo de todos los apodos que yo te ponía, de todos tipos, a veces te llamaba el soldadito, el hombrecito, “par de bolas” un tiempo y  “cerebrito” o Alejandro finalmente, tu nombre de pila…muy pocas veces te decía Jormy, hay una imagen en mi mente que nunca se ha borrado, y es aquella que con apenas dos añitos te sentaban en la computadora y sabías manejarla…increíble para mí y asombroso ver a un muchachito tan chiquito y en esa computadora ¡y buscando juegos y jugando! Era muy cómica esa imagen y sorprendente, claro. Eso, y todas tus cosas me gustaban tanto. Siempre fuiste, desde muy niño, muy inteligente, sagaz y hablador, dicho sea en sentido positivo. Llamabas la atención donde estuvieres, en casa, con los vecinos, con tus tías, con tu primitos, en tus fiestas y te encantaban los disfraces del zorro, del hombre araña, de Ben 10… de “indiecito” entre otros…no recuerdo si te gustaba el disfraz de loco…jejeje. Ah, y como te gustaban las bicicletas, cada año te estrenabas una… ¿y los juguetes? Tenías de todos los tipos y de todos los colores, de todas las figuras y de todos los tamaños. Tus padres se esmeraban en eso…y yo me reportaba de vez en cuando con juguetes…y tu madrina Mirian.

¡Y empezaste a crecer! Hoy, a tus diez añitos ya eres todo un hombrecito que sigues asistiendo a la escuela y avanzando en tus estudios con aplicación destacada…y eso es lo que esperábamos de ti y por supuesto que sabemos que llegarás  muy lejos…muy lejos en tu aprendizaje y estudios y de eso estamos seguros…¡Dios! Cuántas alegrías nos has dado, Alejandro…y las que faltan con el favor de Dios. Y quedarán en nuestra memoria todos esos hermosos recuerdos…los de tus primeros estudios en el kínder, en primaria en la que estas ahora…y los recuerdos cuando empezaste a nadar. Las piscinas y todo eso…y te has ganado el afecto, el cariño y el amor de todos los que tratas y con quienes convives, empezando por tu ´propia familia, toda sin excepción. Son tus méritos, tus logros personales y a tan poquísima edad…y serán muchas las cartas que se escribirán sobre ti…y libros, ¿Por qué no? Ya yo te tengo en la carta y en el libro de mi corazón, y esa carta y ese libro se escribieron y se seguirán escribiendo con letras del alma…y eso no se borra nunca, jamás, Alejandro. Ya verás. No puedo dejar de mencionar lleno de alegría que te estas preparando para hacer La Primera Comunión. Qué cosa más bonita, espiritual y enaltecedora, Alejandro. Muy pronto recibirás a Cristo ¡En cuerpo y alma! Que felicidad…tu mamá y tu papá han tomado y tenido esa feliz decisión. Dios lo es todo, Alejandro… ¡Nadie puede vivir sin Dios!...Cuando vayas creciendo lo irás comprendiendo…y ojalá que jamás y nunca te separes de Él ¡Jamás! Y que sea tu feliz compañía para siempre. ¡Amen!

Quise plasmarte y dirigirte estas pocas líneas de tantas que son tus acciones…miles, tal vez millones, ¿Cómo recogerlas en tan pequeño espacio? ¡Imposible!, Alejandro de mi corazón… Bueno, no estuvo tan mal para comenzar, ¿cierto? Ah, existe una anécdota que recordamos siempre Mirian y yo, y es aquella de una taza de café que era de tu abuela Mirian Vargas y vino a dar a nuestra casa, no recuerdo cómo, y tu dijiste: “¿Sabes, abuelo?, te trajiste una taza de donde mi abuela y ella la quiere de vuelta”… eso nos causó mucha gracia y por eso la recordamos cada vez por ese lenguaje tuyo tan claro y de mucha clase para tu edad de entonces con apenas cinco años, y déjame poner esta otra rapidito: “Cierta vez íbamos tu y yo en el carro, o en el coche como dices tú, y puse la radio…te quedaste pensativo…en silencio y luego me dijiste viendo el aparato y escuchando lo que trasmitían: “Abuelo, todo eso es ruido, pero le dicen música”, y eso me pareció una salida genial para la calidad de la radio de hoy en día y mucho más viniendo de un niño de cinco o seis años. ¿Qué te parece si invoco esta otra que data de lo más reciente de tu excelente repertorio?  Lo digo en serio, Alejandro. Ese día partimos de donde la señora Mirian para tu casa en Lomas, y yo te pregunté del resultado de una visita al médico que habías hecho. ¿Qué te dijo el doctor, Alejandro? Y en el acto me dijiste: “Me dijo que estaba bien, abuelo, fino”. “Ah, qué bueno, mi niño, gracias a Dios y a la Virgen”, respondí. Y de seguidas me ripostaste: “¿Abuelo, porque no celebramos lo que me dijo el médico comiéndonos un helado? Y todos nos echamos a reír. Y claro, en el trayecto nos detuvimos y te complacimos. Oye, en este momento  cabalga en mi mente otro recuerdo tuyo y tiene que ver cuando tú te jugabas conmigo y a mí no me gustaba porque la consideraba algo pesada o fuerte, y yo te veía firme con cara de pocos amigos. Y ahí me decías sonriente: “Tranquilo, abuelo, era una broma”. Y nos reíamos.    

…Bueno, y ahora sí, hasta pronto mi nieto querido, hasta pronto. Espero que nunca me olvides…como lo hago yo contigo. ¡Nunca me apartes de tu feliz y hermosa compañía!....te quiero un mundo… ¡Es cierto que ya eres todo un hombrecito! ¡Dios te cuide y la Virgen!  Y no vuelvas a decirme cuando eras chiquito y yo te molestaba: “Abuelo, eres un inútil”  jajajajajaja

Tu abuelo, Eduardo Correa









¡Feliz cumpleaños “mi niño grande”!



Julio, 18 de 2016


                Mi queridísimo niño Jormy Alejandro,
Déjame primero dar gracias al Creador por permitirme vivir contigo !tus hermosos once años!... Sí, mi niño, 11 abriles que Dios me permite verte, oírte y caminar junto a ti... ¿Cómo pagarle al Altísimo tan precioso regalo? ¿Cómo no sentirse agradecido? Mi corazón está lleno de cosas bellas y tú has podido meter en él una porción tan importante que cada vez crecen más y más y no reventara a menos que sea de alegría y emoción. Y no es suerte ni azar. Es el Supremo que con sus prodigios enriquecen la vida !nuestras vidas! Gracias mi niño por darme tanto en tan poco tiempo y que esa luz que irradia tus pasos, venida de lo alto, se mantenga intacta por siempre y que hoy pases un lindo día junto a tu hermanito Eduardo Segundo, tus padres y toda la familia... !Felicidades!, mi niño grande y que Dios y la Virgen sigan guiando tus maravillosos pasos. ¡I LOVE!

Tu abuelo catire





Carta a mi Gringo querido:

                                             Querido Gringo:
A ti te escribo mi niño y te llamo Gringo, aunque también te conocen como Ángel Eduardo. Quiero recordar en esta nota que cuando naciste anotaste tu primer gol....!Goooolllll...cantaron contentísimos tu primera gradería que estaba compuesta por tu madre María del Valle, quien ocupó el lugar VIP !claro!, ella te parió... Y después completaban los demás asistentes al partido ¿o al parto? o sea, tu advenimiento al mundo. Y había un observador muy especial que miraba desde arriba, miraba y sonreía viendo aquella alegría colectiva, carreras por allá y carreras por acá gritando que había nacido un niño blanquito y chirriquitico que comenzó llorando y después pellizcando... ¡qué contentos estábamos todos! Ah, pero yo también anoté mi tanto en el gol que fue tu nacimiento... ¡También llevo tu nombre! ¡Eduardo! Por si no lo sabías. Y alguien dijo que parecías un angelito y entonces Gorrin dijo: "Se llamará Ángel Eduardo"... Pero ya María del Mar me había soplado antes que tú llevarías mi nombre y recuerdo que le dije sorprendido: ¿Si? ¿Y eso? Y ella me respondió: " Yo no sé, papá, debe ser por Eduardo Sabelli". Se refería a un tipo que trabajaba con nosotros en la alcaldía". Y nos echamos a reír a carcajadas. Yo me hacía el pendejo con esa pregunta, pero claro que era por mí. Y Gorrin me hizo ese homenaje. Y yo  también colaboré y te llamé posteriormente "Gringo" por tu blanca piel. Y así te quedaste.

Y fueron pasando los días, los meses y los años...y tu corriendo para allá y para acá, sin cesar, y agarrando las cosas y tumbando también...y cuando ibas a las tiendas siempre querías un carrito...un awguil...y si te decían que no ¡a llorar se ha dicho! Y formabas un zaperoco...hasta que escuchabas: "Esta bien, compremos el carro al muchachito ese para que se quede tranquilo"... Y ahí si dejabas de llorar de inmediato y te brillaban los ojitos... Al tiempo tenías tremenda colección regada por todas partes, y te decían: “Muchacho recoge esos carros o te los voy a botar". Después los tenías acomodados y guardados en sus cajas. Como debe ser. Si hubieses recogido las lágrimas que derramabas por los carritos esos llenabas algunos litros, Gringo. Y son tantas las cosas tuyas, las que hiciste, que jamás cabrían en una carta tan pequeña como esta. Fueron muchas las veces que yo te visitaba en Barquisimeto junto a Mirian, María del Mar y Jormito e íbamos al centro comercial Éxito, ¿te acuerdas? Después al Bicentenario o Babilón o al Sambil...y comíamos, bebíamos, gritábamos...y tú no desperdiciabas tiempo para decir: "Abuelo, quiero comer helado" y yo te decía: "Si, está bien, en un rato comemos"... Y te guindabas a gritar "No, yo quiero orita" y Gorrin se te quedaba viendo fijamente. . . y yo le decía: “Tranquila, hija, que ya lo vamos a complacer. Y cuando nos regresábamos para Acarigua yo acostumbraba darte a ti y a Del Rio unos billeticos para la merienda. Cuando te daba lo tuyo lo tomabas sin ganas y refunfuñando: "Que va a alegrar eso", refiriéndote a la cantidad que considerabas poca. Pero lo hacías pocas veces porque casi siempre te gustaba la cantidad y se alegraban tus ojitos.

Y debo decirte que tú eres un niño con el privilegio de tener una hermanita, la hermosa y gentil María del Rio, siempre juntos, compartiendo y jugando. Algunas veces se peleaban, pero mamá Gorrin intercedía y los aplacaba. Que cosas, ¿verdad? Pero ya estás crecidito y tu comportamiento mejora cada vez más y eso alegra a mami, a tu abuela y a todos nosotros. Y a medida que vayas creciendo iras cambiando y llegarás a ser un modelo de muchacho y luego un hombrecito de bien, estudioso y aplicado, ¿no es cierto? Y después vendrá lo mejor y será como una partida de fútbol, tu juegas de delantero por la banda derecha, corres, y un compañero te pasa el balón y tú lo tomas y avanzas al arco, enfrentas al portero, chutas y... gol...gol...gol...levantas los brazos y todos corren a abrazarte cual Messi de la historia...!Y tú meterás el gol de tu vida!, y saldrás victorioso en tus estudios y te convertirás en un hombre justo...¿Estamos de acuerdo? Y hasta aquí esta carta, Gringo, luego te escribo otra...aunque ya la escribí en mi corazón con letras de amor, ese amor que siento y siempre sentiré por ti... ¡No me olvides!, así como yo no te olvidaré jamás y nunca... ah, y de lo último que me constaste fue de un sueño tuyo que tuviste y donde jugabas futbol como integrante de ese de tu equipo el Barcelona, de Messi,…y te viste haciendo un ¡golazo de chilenas!. . . ¡nada más y nada menos!, gringuito. Y ahora si de ultimito ultimito…un día reciente nos diste una gran alegría al visitarnos en Acarigua, y hablamos mucho, de todo un poco, yo te pregunté por tu teléfono al notar que no lo cargabas y me dijiste que se te quedó olvidado en Barquisimeto…”Abuelo, me di cuenta que no tenía, pero ya habíamos salido y le pedí a mi abuela que volviera y dijo que no . . . y ahí te atajé y te dije que yo sabía lo que había dicho y la forma cuando le pediste que regresara: “Ah no, yo no me voy a estar regresando a buscar ningún teléfono”…Te reíste viéndome al momento que me decías: “Na guará, abuelo, tú si conoces a mi abuela…así mismo me dijo, así mismo, y nos reíamos. Bueno, Gringo, te quiero un montón!...y el montón es tan grande como millones de balones de futbol juntos. . . y de todos los colores… jejeje 

Tu abuelo, Eduardo Rafael




Cartita a Diego José,
(También conocido como “Eduardo Segundo”)



                       Mi niño querido:
En nuestras mentes quedó fijado para siempre aquel día hermoso cuando viniste al mundo, a nuestro mundo ¡cómo olvidarlo! Aunque es oportuno decir que tu venida tuvo algunos antecedentes muy tiernos, y es que tu hermanito Jormy Alejandro desde hace cierto tiempo comenzó a hablar de ti sin siquiera haberte concebido tu mamá, María del Mar. Él decía: "Mamá, ¿tú no crees que ya es tiempo de que yo tenga un hermanito? Y tenía como respuesta: "Quédate tranquilo, Jormito, ya vas a empezar". Y así insistió hasta que un día papá y mamá dijeron si al amor, pero !Bendito sea Dios!, arriba, allá en el cielo, el Padre Creador también dijo: "!Hágase!". Y cuando seas grande tú comprenderás porque ese "Si" venido de lo alto fue decisivo. Y al cabo de unos cuantos meses ya estábamos en el Seguro Social, José Gregorio Hernández, de Acarigua, esperando tu anhelada llegada. Fuimos muchos quienes nos dimos cita en ese lugar clínico, la mayoría familiares y otros amigos muy cercanos. La espera era ansiosa, pero alegre y expectante, no podíamos ver a alguien vestido de enfermera o médico que no corriéramos a preguntarle. El bonito asunto sucedía en el piso segundo. Hasta que ¡Al fin!, te hiciste presente cual regalo especial enviado de las divinas alturas. Y te vimos por primera vez llenos de emociones y alegrías que no cabían en nosotros.

Con risas, abrazos y algarabías de satisfacción te dimos la bienvenida. Te trajo en brazos una alegre enfermera vestida de verde y gorra verde. Te cercó de seguidas la alegre multitud que no se cansaban de verte, entre alegres y sorprendidos, tus ojitos se abrían y cerraban y creo que advertí una tenue sonrisa tuya como diciendo: "¿Y esta gente quien será? ¿Qué les pasa que saltan y gritan? Y todos querían tomarte en sus brazos. Que día tan bonito y tan hermoso, Diego. ¡Fue espectacular! Tu nombre fue iniciativa de tu madre...pero tu abuelo travieso te llamó sentimentalmente "Eduardo Segundo"...que por cierto, nadie pudo decirte así a excepción de él. Quiero advertir que al momento de escribirte, cuentas a penas con dos añitos, Diego. En el curso de ese tiempo tu mamá "no encontraba que hacer contigo", y eso se dice familiarmente cuando "tú lo eres todo"...Diego para acá, Diego para allá, Diego por aquí, acullá. O sea, Diego por todas partes. Eras y eres la estrella que nos daba luz a todos. Tu risa, tierna y bonita, era segura en ti... ¡Eras pura risa! Y viajamos contigo muchísimas veces, tanto que una vez fuiste a dar a Valle de la Pascua, una ciudad muy lejos de aquí, que es la tierra de tu abuelo. Chiquitico y todo recorriste casi cuatrocientos kilómetros sin perturbar a nadie y sin llorar. En tu crecimiento has recibido besos y cariños incontables, abrazos por millones...fotos...regalos...juguetes...de todo, Diego. Ropa de todos los colores y marcas, como te digo, tu mamá "no encontraba que hacer contigo" en el sentido bonito y positivo del decir llanero, como ya te dije. Y comenzaste a hablar...o a decir palabritas que tu mamá era la mejor traductora. Fíjate que recogí algunas expresiones tuyas que eran muy comunes. Pronto conociste las bebidas que bebías con rapidez y al ver una botella de refresco levantabas tus manitas diciendo y pidiendo: "Peco", o "bugo" si era jugo, aunque las dos palabras te daba igual. Ante cualquier pregunta, respondías: "Yo no che" o "En la cacha" para expresar "en la casa". Cuando paseaban contigo, decías y señalabas al pasar una moto o camión: "Oto ballol" y salían los traductores, que éramos cualquiera de nosotros. A veces tomabas algo y decías llevándolo a tu pechito: "etu mio", queriendo decir que era tuyo y no aceptabas que te lo quitaran. Me encantaba cuando me llamabas: "Abolo" con tu voz ronca y dulce para decirme abuelo. Y cuando alguien se atravesaba en tu camino de inmediato expresabas: "Pimichu" y riendo se apartaban.  Tuviste muchos maestro de lengua: mamá, papá, abuelos, madrinas, tías... Y alguno que otro "salido". Pero pronto comenzaste a pronunciar claro: "papá" mamá, abuelo chory, abuelo catire, hermano o mito, abuela...la primera vez que te buscamos en la guardería, Mirian y yo, al vernos corriste alegre y gritabas señalando: "pueta"..."Pueta" que abrieran la puerta, y aquello era tan tierno y bonito que nos reíamos y nos llegaba al alma. En otra ocasión cuando hablabas por teléfono con tu madrina Mirian Caridad, ella te preguntó, dada la hora de la noche, “Diego, por qué no te has acostado? Y dijiste: “No teno chueño”. Bueno, Diego, o mejor te digo "Eduardo Segundo", hasta aquí te escribo...ya vendrán otras cartas, pero de otro tenor, si Dios quiere y la Virgen. Me despido con el amor más grande que puede sentir un viejito como yo por un nietecito tan bonito y ocurrente como tu...jejeje…


Hasta pronto mi niñito bello, si tú puedes me escribes jejejeje




A mis hijas Sandra, María del Mar y María del Valle. . . que son madres.


                                       Hijas:
Vaya hasta ustedes hoy, en este día de la madre, el más tierno de los besos y el abrazo más caluroso del mundo que como ofrenda personal les expreso por todo lo que significa sus existencias para mí como hijas, y de modo especialísimo por la acción divina del amor que les transformó en mamás. ¡Bendita acción procreadora! ¡Bendita descendencia! ¡Bendita la mano del Señor que lo hizo posible! Que hermoso, hijas, se convirtieron en madres y fueron eslabones de una extraordinaria cadena celestial: El Creador, ustedes y la descendencia que ahora suma el grupo bonito que conforman. ¡Puede haber algo más sublime y único! Alegraos, hijas, porque cada día que transcurre en sus vidas va coronado por las sonrisas amables y puras de sus hijos y no habrá pena ni adversidad que puedan estar por encima de esa realidad divina. Del cielo llueven sonrisas y ustedes atraparon siete que han sido oasis de amor en los veranos de angustia que azotan eventualmente y cual cobija de Dios les envuelven y salen airosas. Nada hay que temer porque lo celestial les favorece y se extiende al entorno... ¡Felicidades!, hijas, y caminen con la honra en cada una de sus manos: María Eliandra, Luis José, José Luis, María del Rio, Ángel Eduardo, Jormy Alejandro y Diego José, y digan: ¡Quien como Dios!
                               
Su papá, Eduardo Rafael
Mayo, de 2016.





Carta al Padre Celestial

Valle de la Pascua, 2 de enero de 20015

                           Mi queridísimo Señor:
Hoy te escribo de nuevo, aunque soy consciente de que lo que voy a decirte ya Tú lo sabes, y lo hago solo por plasmar mi enorme gratitud, tan grande como tu Cielo, por haberme permitido vivir otra hermosa navidad y otro nuevo año junto a mi familia. Yo, que solo soy "polvo y ceniza", Tú me diste forma y figura, me creaste para vivir esta vida y que jamás podré pagarte tan inmensa gracia y favor. Y así como a mí, has creado y seguido creando personas bellas y hermosas muy cerca de mí, tan cerca que llevan mi misma sangre y mi misma hechura divina. Me has dado familia ascendiente, descendiente, directa e indirecta, esposa, hermanos y muchas otras personas afines y allegadas, que han marcado mi vida de modo tan significativo que cada vez me maravillo de tan grande y sublime realidad. ¿Y qué puedo hacer yo que no sea agradecerte, solo agradecerte esa singular genialidad Tuya? Yo no te veo, pero siento, toco y percibo tu obra y grandeza y tu Amor. Soy tu hijo adoptivo, Padre. Eres Dios, Único y Vivo, Todopoderoso y rey de misericordia. Me perdonas a cada rato y toleras mis pecados y no escatimas en seguir dándome oportunidad de rectificación. Eres paciente y bueno y sé muy bien que abuso de esa Tu Bondad infinita. Y no son pocas las veces que me siento triste por no saber o querer corresponder tu infinito amor.
Y es que por lo dicho te prometo, abrumado por tus gracias y favores, insistir en Tu perdón. Ya sabes, soy débil creatura, necia y pecadora que vive en un mundo donde reina la tentación y el pecado. También sé que Tu no me das un peso que no pueda soportar y vencer y de allí esa lucha a diario por no perecer totalmente en lo espiritual y pones a mi disposición Tu Misericordia para no hacerme sucumbir. ¿Por qué soy tan necio? ¿Por qué no puedo romper de una vez por todas con las cosas de este mundo? Tú me pides que viva en este mundo, pero que no me haga parte de el. Y caigo y Tú me levantas. Y vuelvo a caer y vuelves a levantarme. Y un día te cansarás y ya no volverás a hacerlo. Y yo seré el culpable por no rectificar de una vez y para siempre. Pero,  ¿sabes? Intentaré otra vez seguirte de veras y si esta vez lo digo y hago de corazón me perdonarás. Oh, Padre Celestial, Rey de reyes, lento para la cólera, en ti confío...gracias Padre Eterno...Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, perdona nuestros pecados. . .






Una carta con destino







(Unas pinceladas de tristeza y de dolor)





Sí, fueron como unas pinceladas en un cuadro pintado con tristeza y con dolor. Ellos estaban ahí, en familia y son hombres, mujeres y niños que yacen debajo de los árboles y aunque no alcancé a ver sus rostros los imaginé con la tristeza y el dolor reflejados por siempre, por la eternidad, porque son los ancestros de una raza indómita y digna que pelearon hasta más no poder por sus vidas y sus tierras en los años de la invasión europea. Son los herederos de la nada, perdieron sus tierras, sus casas y ya casi no tienen vida por la forma en que subsisten hoy. Si, ellos  estaban allí, en los árboles y en los arbustos viviendo ahora al lado de un puente añejo, tan añejo como ellos, pero no tanto. Y al precipitarse los fuertes aguaceros y el inclemente sol corren a guarecerse debajo de aquel puente de hierro maltratado también por el tiempo. Y las pinceladas de las que hablo fueron hechas con la mirada rápida que puede permitir el vehículo cuando pasa por el puente y por esa carretera entrando a la ciudad de El Sombrero, en el estado Guárico, y son los mismos o parte de un grupo mayor que años tras años sobreviven en el lugar. Al paso de los vehículos se hacen poco visibles. La velocidad del carro parece hacerse cómplice de la poca capacidad de verlos.
 Pero se ven. Los parroquianos los ven a diario, a veces con desdén, con indiferencia, sin interés alguno. Y los ven más de cerca cuando salen a pedir un pedazo de pan, un mendrugo que sobre, algo que les sacie su hambre milenaria. Y les ponen mala cara o los expulsan del lugar, los corren de la arepera, del abasto y de la presencia de las personas porque no son como ellos. ¿No son como ellos? ¡Vaya! Que ingratitud y desconocimiento para con los primeros habitantes y condueños de la tierra que se pisa y en la que se vive. Y ellos se marchan en silencio y sin protestar la canallada. Y allí está el puente y los matorrales que los reciben siempre porque son sus compañeros de vida incondicionales.

Y a pesar de que esos aborígenes están allí, debajo del puente y viviendo entre los árboles y son vistos a diario por los que viven en la ciudad y por los que moran por los alrededores, esos mismos nativos son invisibles para todos aquellos que ostentan y ostentaron cualquier forma de poder. Porque en la ciudad hay concejales, alcaldes y todo tipo de autoridad institucional. No fueron vistos por los que se fueron y cesaron en su poder público y tampoco por los que hoy gozan de autoridad y fueros de cualquier índole. Y no los ven, pero ellos están ahí. El poder pareciera tener una especie de máscara que dirige la mirada solo a donde se quiera ver, solo a lo que interesa y que no son precisamente estos hijos de nadie. No tienen familia política ni social ni económica. Nadie mira por ellos. Y ellos, los del poder, lo saben. Solo que no lo sienten. ¿Y las promesas que se hicieron antes de llegar al cargo? ¿Las promesas que iban llenas de caridad y de ayuda a los desposeídos? ¿A los desheredados e hijos del pueblo? ¿A estos nativos, mal llamados “indios” por ignorancia, no los incluía y no eran sujetos de esa verborrea de redención gritada a los cuatro vientos? Y valga agregar que por ese puente de marras no son pocos las autoridades que pasan por allí nacidas del sufragio popular o no. Incluso mismísimos Gobernadores, mismísimos Presidentes de la República. Casi nada, dirían en mi barrio Guamachal para referirse a personajes de envergadura. Pero tampoco los ven. A veces porque van rodeados de personas o de un séquito para que no vaya a faltarles algo. Y a los que ellos no ven les falta todo. Carece de todo, incluyendo la propia vida que se les va por pedacitos cada hora, cada día, cada año.

¿Será posible que alguna autoridad pueda verlos algún día? ¿Será posible? Dios y la Virgen quieran que así sea. Aunque esto no exime a persona alguna. No, señor. Y es que nadie sabe sus nombres. Pero los tienen. Y tal vez estén reflejados en este extracto del poema de Héctor Villalobos que quedó para la posteridad: “Gumersinda, Eduviges, Críspula o como te llames, que si acaso cambia el nombre tu vida no hay quien la cambie”.     

                                                                  Es todo



Comentarios

Entradas populares de este blog

Una boda en el corazón del llano

Una boda en el corazón del llano                                 En memoria del Greco        Por Eduardo Correa       Era un día sábado, pero no recuerdo con exactitud la fecha y los años, aunque estimo que distan unos cinco lustros de algo que quiero contar. Ese día hice un viaje desde Acarigua, en el estado Portuguesa, a Valle de la Pascua, mi tierra natal. Era uno de esos tantos viajes que emprendía con cierta regularidad y que tenía como norte visitar a mi madre María Josefa, en su residencia habitual. Después de unas cinco horas de carretera ya estaba “aterrizando” en mi querido barrio Guamachal   y, como siempre sucede en el llano, al no más llegar salieron todos a recibirme con mi madre de primerita y con una   brillante y espontanea sonrisa que me “aflojó” el corazón rapidito y aumentó mucho más en cuanto nos abrazamos. Al ratito, y poco después de los saludos y abrazos de rigor, mi hermano Gregorio me dijo: “Que bueno que llegaste, pelón, porque tenemos una fie

¡Ya me estoy poniendo viejo!

¡Ya me estoy poniendo viejo! Por Eduardo Correa   El ancianito caminaba a duras penas por la acera y un joven se le acercó, diciendo: “Oiga, ¿para dónde la lleva por ahí, viejito? Y el hombre con sus años a cuestas le respondió viéndolo de reojo: “¿Y por qué me pregunta, mijito? “Bueno, quiero saber si puedo acompañarle”. Y sin detenerse en su lenta marcha respondió sin mirar de nuevo: “No, hijo nuestros caminos llevan rumbos distintos”. Y siguió sin inmutarse y sin desdén. ¿Qué quiso decir el buen hombre con eso de que eran distintos sus caminos? Muchas cosas. Incomprensibles quizás para los necios. Y es que viéndolo de otro modo, la edad adulta o mayor o anciana siempre han querido revestirla con metáforas y con aires poéticos no siempre alejados de tonos románticos. Por ejemplo, ¿Quién no ha escuchado referirse a “los años dorados? Y claro que también se habla de “Estar en una edad otoñal” para señalar a personas muy entradas en abriles, pero diciéndolo de mane

Bolívar: "¡Unión! ¡Unión! O la anarquía os devorará"

   Bolívar: “¡Unión! ¡Unión! O la anarquía os devorará”   Por Eduardo Correa La frase del título impacta, ¿cierto? Y es que hoy debe acudirse de nuevo al expediente del DIÁLOGO y revivirlo. Porque si de algo se está seguro es que una persona o grupo, por hábil que sea, no tiene el privilegio o el monopolio de la verdad o la razón y aunque esos elementos no estén exentos de ideas plausibles deben ser puestas sobre la mesa y sometidas al concurso de las mayorías de una manera creíble y que al final se tenga un resultado de las mejores posturas que satisfagan a todos –o a casi todos- y emprender así los caminos por donde la fuerza colectiva empuje hacia el mismo lado y se busquen los mismos horizontes. Y más que nunca deben dejarse de lado las posiciones personalistas o grupales y abrirse a la discusión que debe ser la insignia que marquen estos tiempos que nos toca vivir. Porque, de veras, no se trata de la supremacía de un partido o de un grupo o de cualquier sector por muy