¿Los
“chunior” están de vuelta en la radio?
Por Eduardo Correa
Cualquiera que haya leído algunos de mis
artículos publicados y referidos a algunos temas de la radiodifusión, bien
podría decir como acostumbran en mi barrio cuando alguien insiste en un asunto
determinado: “Este tipo nos la tiene dedicada”, y la frase, por supuesto, viene
con una alta carga peyorativa. O algo parecido a: “¡Tú la tienes cogida con
nosotros!”. Y así por el estilo. Y aunque en mi caso suceda de ese modo, debo
decir que no se trata de “cogerla con algo o alguien”. Se trata de que no me
gusta lo que suelo escuchar por ese importante medio de comunicación social. Y
asimismo, creo que algunas de las cosas que se comunican, a manera de prédica,
mensajes, eslogan o propaganda, dejan mucho que desear. Y es más, le hacen un
flaco servicio a un poderoso medio que debe ser destinado, y esa es su esencia,
a entretener del modo más sano, a culturizar y a informar. Y sobre todo: el respeto por el
oyente, por las buenas costumbres y por los valores de un pueblo. Y digo con
énfasis que nada tengo de “puritano”, pero tampoco puedo definirme como un
“viva la pepa”, cuando quieren referirse a alguien que le importa poco o nada las
cosas o su forma de vivir.
Dicho eso, entro en materia: Uno oye
por la radio cosas como estas: “Esta es la emisora del medio palo”. ¿Qué es eso?
¿Qué pretenden decir con semejante expresión? Lo que falta es que digan “que es
para adornarse”. O cuando se refieren a una supuesta sintonía que según ellos
es soberbia, sueltan por el micrófono sin que les tiemble el pulso: “Le estamos
metiendo medio palo y el otro medio ustedes saben para que es”. Y yo me
pregunto, ¿Eso está bien? ¿Puede hablársele así a un oyente que bien puede ser
un adolescente o un niño? ¿O una dama?
Disculpen, pero estoy en desacuerdo y seguro estoy de que existe en nuestro
idioma las palabras precisas, adecuadas y de respeto rayanas en la decencia y
el buen gusto. Y alguien dirá que lo que buscan con eso es llamar la atención o
“vender” o tal vez para hacerse el gracioso. Y debo decir: ¡Vaya, pues, manera
de comunicarse! En mi barrio cuando alguien decía una “palabrota”, de inmediato
le inquirían: “Oye, ¿dónde te graduaste
tú?
Y sobre el léxico, lo pobre del lenguaje e
impropiedades del mismo, no es poco lo que se exhibe y se dice en la radio. He
aquí una muestra apenas de lo que se perifonea: “La vaina está buena”, “Eso es
para que respeten, carajo”, “Bienvenidos todos y todas”, e incluso el “haiga”
se deja escuchar algunas veces. Y vocablos como “Carajito”, “cachos”, y no precisamente
remitiéndose a los del toro o la vaca sino referidos a lo sexual y a las supuestas actitudes de la
mujer y que van contenidas en temas o composiciones sonadas repetitivamente por
las ondas hercianas. Y “pendejo” es de uso común, así como “sinvergüenza”,
“sucio”, entre lo más florido. ¿Y qué de las canciones criollas o llaneras?
Varias veces hemos escuchado un tema interpretado por Leonel Fernández, el
llamado “ñemerito” (¿?) de Achaguas, que se lo dedica a una intérprete que
apodan “El porrón de manteca”, (¿?) que se apellida Suárez y donde abundan las
palabras soeces, vulgares y chabacanas e incitantes al sexo. Y como si no
bastara, esta intérprete le respondió con otra canción del mismo tenor. Y otra
canción dizque favorita y que suena de manera insistente y cansona por una
emisora de Araure se titula “Ojalá que no puedas”, cantada por Scarlet Linares,
llena de excitación e inclinación al sexo. Otro aspecto que no se debe obviar,
está referido con las voces estridentes, altisonantes y gritonas, tanto que
llegan a extremos ensordecedores y son expuestos como comerciales o promocionales,
y que a cualquiera puede enfermar del oído o nervios, Tal como suena. O sea, es
un desafío para el radioescucha.
Algunos directores de medios radiales,
así como propietarios y programadores, incluyendo locutores, interpelados
alguna vez, han llegado a sostener que ese tipo de expresiones “le gusta y las
celebra el oyente”, en un intento por argumentar y generalizar tales conductas,
pero claro está que jamás han mostrado ningún tipo de estudio, sondeo,
encuestas ni muestras, por pequeñas que sean, que justifique. n esos despropósitos. Y es que lo contrario
sería, como solía expresar mi abuelita: ¡Fin de mundo! Los “chunior” están de
vuelta en la radio.
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