CARTA A NICOLÁS MADURO MOROS . . . Señor presidente:
Tal vez usted no leerá esta misiva, a menos que una feliz y audaz travesura de facebook la lleve a sus predios. Usted no me conoce o dicho de otro modo, no me recordará porque dista mucho tiempo de las veces que nos vimos en Acarigua cuando fungía su persona de dirigente de Quinta República, coordinador de este estado de Portuguesa enviado por Chávez, y de eso hace unos quince años. Yo soy uno de los millones de venezolanos que padece la severa crisis que vive hoy su pueblo. Crisis que usted no sufre, pero que seguro estoy que conoce suficientemente. Por eso le propongo que se ponga en los zapatos de los que hoy no pueden disfrutar un baño normal en una regadera, y es más, Presidente, ni siquiera les llega agua por tuberías internas ni para beber. Si se pone los zapatos que aludo tampoco tendrá gas para cocinar los poquísimos alimentos que logre comprar a precios astronómicos luego de pasar horas en largas filas de gente empobrecida. Estará sometido a los apagones eléctricos que rondan por doquier. En su querida Cuba creo que les llaman "alumbrones".
Y como usted tiene su auto propio tendrá que soportar
las colas de rigor para echar gasolina que ahora escasea. O es seguro que no
sufra la inquieta cola porque lo haga en su defecto uno de sus tantos
colaboradores. Y si le toca adquirir un repuesto sufrirá lo indecible
para conseguirlo y comprarlo o quizá tenga usted sus ahorros y acudirá de nuevo
a otro ayudante. Fíjese que lo insto a ponerse en los zapatos del otro, pero,
ojo! Vea bien porque "ese otro" tal vez no tenga ni zapatos, tal es
la ruina que vivimos y aún el CLAP no los pone en la bolsa. En la gesta que le
sugiero verá usted, además, un sinnúmero de calamidades que le provocará
asilarse en la hermana república, aunque no podrá hacerlo porque usted es
Presidente aquí. . . Ah, y si acaso le queda algún tiempo después de vivir la
odisea y las peripecias descritas, puede darse una vuelta vestido de
incógnito por algunas oficinas públicas en busca de un servicio determinado y
vivirá en su propia carne "un karma indio" de proporciones dantescas.
Y Presidente, tome precauciones gigantes para su seguridad personal porque si
no lo hace es seguro que pueda acabar tiroteado en un hospital sin cama y sin medicina.
. . y hasta sin médico.
Y termino diciéndole que si llega a leer mi pobre carta no se ponga bravo conmigo, y al contrario use usted esa indignación para sortear "todas esas cositas" que nos toca vivir a los de a pie "por esas calles" . . .
Y termino diciéndole que si llega a leer mi pobre carta no se ponga bravo conmigo, y al contrario use usted esa indignación para sortear "todas esas cositas" que nos toca vivir a los de a pie "por esas calles" . . .
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