Entre
medidas económicas te vieres
Por Eduardo Correa
La reciente intervención pública del
presidente Nicolás Maduro, desde la Asamblea Nacional, ha sido una de las
alocuciones más esperadas por la población en mucho tiempo, y el hecho de
posponerla en dos ocasiones aumentó considerablemente el desiderátum. Y ese
deseo, perentorio en esencia, desbordó los canales de las opiniones, algunas de
ellas encontradas verbigracia la oposición política venezolana, referidas a la
posposición de la Memoria y Cuenta. No obstante, y haciendo abstracción de
ello, el país escuchó con atención el discurso presidencial del día miércoles
próximo pasado y las ansias, previsibles
en fin, bajaron. Y al mismo tiempo saltaron de todos lados las posiciones diversas
y las reacciones, como era lógico esperar. Los que las vieron con sentido
positivo, dijeron: “Bueno, ese aumentico salarial no nos cayó nada mal”. Otros
gritaron más allá: “Se salvaron los viejitos con ese bono de la salud”.
Mientras completaban más acá: “Y también el aumento de su pensioncita, caray”. Y
acullá: “¿Y qué me dicen del aumento de la nómina de pensionados en trescientos
mil?”. El Gobierno sostuvo que era necesario mantener los tipos de cambio del
dólar, tres a saber, “por poderosas razones
de protección al pueblo”, en lo que tiene que ver con alimentación y medicinas, además de otros
planes de inversión social relacionados, afines y conexos. También Maduro
ratificó su llamado al trabajo, a la austeridad y a la comprensión de la crisis
debida a la caída de los precios del crudo, e insistió en el diálogo y en la
cooperación. Y a sus partidarios los instó al trabajo partidista, vistas las
próximas elecciones parlamentarias de fin de año, que dicho de pasada aseguró
que ganarían. Y los abrazos y las sonrisas de los adeptos a la causa bolivariana
no se hicieron esperar, al tiempo que gritaban: “Maduro se botó y mostró su
talla de estadista”, “Estamos felices”, “No volverán”, se escuchó desde el
palco.
¿Y qué dijo la MUD? Lo de siempre. Que
la economía se derrumbará más de lo que está y que, por supuesto, no estaban de
acuerdo con esas medidas porque no resolverían los problemas de la nación y que
en la práctica era más de lo mismo. Que aumentaría la inflación, la escasez y
las colas, ¿o las filas? Y que el dólar o la tasa de cambios ha debido ser una
sola, entre 35 y 50 bolívares. Por cierto, Maduro confesó que alguien de la
oposición le preguntó que si le había traído de su viaje harina de maíz o algo
así. A lo que él ripostó: “Esa es una falta de seriedad”. Por otra parte, y
desconozco si tiene su origen en la oposición al Gobierno, salió de repente,
como por arte de magia, un grupo de expertos de las ciencias económicas que
sostuvieron que el rumbo trazado por Maduro era equivocado. “El grupo de los
sesenta”, como así se hicieron llamar, lanzó un documento con las directrices
de la solución económica para el país y propusieron “Una economía de mercado
con instituciones sociales y económicas sólidas y bien constituidas”, dijeron a
viva voz, y además aseguraron, “que el nuevo régimen cambiario anunciado, sigue
manteniendo tres tasas oficiales, y como ya se ha comprobado, es propenso a la
ineficaz asignación de divisas con elevada corrupción que aprovecha los
diferenciales cambiarios”.
Y como el Presidente dijo bien claro que
aceptaba opiniones, e incluso nombró una Comisión de expertos económicos
propensos al Gobierno para que “le afinen” el Plan dictado y sumen otros
aspectos de interés, ¿Por qué no llama de inmediato a estos sesenta cráneos de
la economía nacional y se reúne con ellos? Digo yo que sería una buena opción
visto los currículos de estos hombres experimentados y que dicen estar muy
preocupados por el devenir de la patria de Bolívar, ¿no lo creen ustedes?
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