Carta descarnada de un guariqueño al presidente Maduro
Miraflores a la vista.
Señor presidente,
Por
tercera vez me dirijo a usted con una carta pública que pretende ser descarnada
como bien aparece en el título y puede parecer repetitiva, presidente, porque
sé que usted está bien informado del acontecer nacional y en cuanto se refiere
al tema de la alimentación del venezolano mucho más ligero, no obstante, al
correr el peligro de ser reiterativo aprovecho la misiva para desahogarme. Y es
que ya casi no aguanto este terrible vendaval de precios, estimado magistrado
nacional.
Presidente,
¿sabía usted que prácticamente ya nadie puede comer carne de res ni de cochino
ni de pollo ni de nada por los precios millonarios que ahora exhiben? Fíjese
que dije hoy porque mañana o pasado el precio dicho será superado con creces o con
largas escaleras que pronto llegarán al cielo si es que usted no les pone punto
final, no a la carta, señor, me refiero a los precios que ya “marean”,
presidente, y son realmente de vértigo, uno queda con un “zumbido” en la “pata”
de la oreja cuando lo escucha. Hoy, como le digo, la carne superó el precio al
consumidor por encima de los ocho millones de bolívares y se los pongo en
letras para que no se vean tan sobre cargados: yo le voy a rebajar eso,
presidente, y así usted pueda leerlos más tranquilazo. La sardina, señor,
presidente, esa de latica, ya supera el millón de bolivarcitos con el perdón
del término ya que Bolívar es Bolívar y ese sí que es grande, y del atún ni le
digo porque la latica si es verdad que tampoco se puede comprar.
La
cosa llegó al extremo, presidente, que si uno quiere algo del pollo o de la
gallina ni las plumas podrían adquirirse porque ahora es lujo y las reúnen,
dicen, para hacer almohadas y venderles a los ricos, y para que hablarle de las
patas de gallina. . . no, presidente, esas me las gasto yo con mis años y de
tanto pensar que hacer. Bueno, y como le venía diciendo, el resto de la canasta
básica es de precios siderales y no se alcanzan a comprar ni con el sueldo
suyo, presidente, que debe ser algo gordo, ¿cierto? Usted me acaba de aumentar
el sueldo y se lo agradezco, pero sepa que hace tiempo que le pusieron más
ceros que ya ni con lupa se les puede ver y eso sucedió mucho antes que usted
se los quitara a la moneda cosa que aún no ha sucedido y eso fue “reconvenido”
por los mercaderes aunque las maquinas ya no les dan para sumar tantos ceros.
Parece que hayan dicho: “Cero mata cero, y cero mata salario”. . .
Presidente,
mejor no le hablo de arroz, de leche o azúcar porque hace tiempo que se
perdieron del mapa, y la leche se esfumó porque dicen que se puso mala y quien
logre hacer un “arroz con leche” debe ser que es mago o aspira un “premio
nobel”. ¿Y las ñemas, presidente? O bien sea dicho: ¿Los huevos?… no, que va,
presidente, la gente comenzó comprando dos meses atrás por cartón y ahora no
compra ni el cartón solo porque no le alcanza y ahora logra comprar de “a
huevito”, fíjese que hasta la canción del “ñemerito” quebró, ¿la recuerda?
Ahora
hablemos de carro, presidente, y le cuento que un vecino me dijo ayer que quiso
comprarse un amortiguador para un cacharrito del sesenta que posee y le
pidieron por ser a él trescientos cincuenta millones, sí, presidente, con todos
esos ceros, imagínese usted, quedó fue “frenando en los rines”, y yo casi quedo
en el sitio, saque usted la cuenta por ahí, aunque el vecino me contó que está
pensando mejor “vender por partes su carrito viejo” y reunir un camión de
plata. También me dijo que ayer, y todos estos días, ha recordado el “paro
petrolero” la de “la cuarta”, de esa si debe acordarse, presidente, porque usted “le echó
pichón ahí” y es debido a que en Acarigua las estaciones de gasolina no salen
de una cola kilométrica y la gente se va en las noches a ver si puede echar su gasolinita.
Hasta
aquí se la dejo, presidente, y para que echarle cuento a usted que sabe de
historia, ¿no es verdad?
Atentamente,
Eduardo
Correa, sobreviviente.
Comentarios
Publicar un comentario