En la genial obra Florentino y el Diablo, creada por la pluma llanerísima del gran Alberto Arvelo Torrealba, hay un personaje que relata el encuentro entre los afamados copleros y empieza el crucial e histórico duelo con estas palabras: "Esto sucedió hace tiempo, cuando en el llano se encontraban copleros buenos de verdad...". Claro, antes de comenzar le buscaron al "catire Venancio" su mascada de tabaco y un cuatro, y es entonces cuando cobra vida la leyenda que es delicia del llano, de Venezuela y de mucho más allá.
Y era cierto. En esos tiempos se escuchaban y veían "copleros buenos de verdad" y cultores del folclor llanero que impresionaban gratamente. Y aquellos intérpretes dejaban su fama y su gloria regada por toda la sabana y por toda Venezuela. Y dejaron a sus "hijos" quienes les sucedieron dignamente y obtuvieron también el aplauso y el reconocimiento por su calidad interpretativa, su seriedad y amor por lo nuestro. De esos buenos hijos no podemos dejar de mencionar al insigne Ignacio "indio" Figueredo, creador del sabroso ritmo del Gabán y otros golpes que estremecían -y siguen estremeciendo- el alma del llanero. Nacido en las entrañas del legendario estado Apure, el "indio" y el sonido extraordinario de su arpa siguen alojados en la conciencia nacionalista de muchos venezolanos. Y como él, otros patriotas del canto y la composición llanera como Angel Custodio Loyola, a quien apodaban El Cantor del Llano, que con su música se dedicó a defender el folclor que lo consideraba esencia pura del sentir venezolano. Loyola impuso temas como Cajón de Arauca apureño, Puerto Miranda y sus famosas "catiras". Así también, recordamos al indomable Nelsón Morales, Al Catire Carpio, Angel Avila, al Clarín de la Llanura Juan de los Santos Contreras, a José Romero Bello, entre otros cultores que hacen e hicieron patria con el folclor musical.
Pero, ¡cómo cambian los tiempos!. No dudamos ni comprometemos a las nuevas generaciones de cultores e intérpretes de nuestro folclor musical que en su mayoría son muy buenos, pero es necesario decir que entre estos se vienen apareciendo algunos "intrusos" que dejan muy mal parado nuestro gentilicio, nuestras costumbres y esencia nacionalista al presentarse y difundir "temas" destemplados y obscenos que desdicen mucho de cómo somos los venezolanos y en especial los que nacemos en el llano. Por ejemplo, suena con insistencia un bodrio que intitulan El gabán gay, que es completamente opuesto al trabajo viril y creador del buen llanero. Asimismo, se apareció otro que apodan "el ñemerito" de Achaguas que dice haber quedado sin dinero "por pajú" y con otro "tema" donde le reparte "ñema" a todo el mundo. También prestó su voz de Alondra una guariqueña para "amanerar" a otro gabán, y un supuesto jocoso de Santa María de Ipire, en el Guárico también, de apellido Leal, maltrata el sagrado vínculo del compadrazgo con una "composición" de inclinación sexual que indigna a muchos de los que tienen la mala suerte de oírla. Y para colmo, el mismisímo Cardenal Sabanero, Reinaldo Armas, sorprendió a propios y extraños con su último trabajo discográfico con unos "temas" que sugieren morbosidad cuando dice, refiriéndose a las mujeres: "...y la van pelá, si hombre". Y remató con una "canción" que tituló Complejidades, que en todo el llano causó conmoción a sus seguidores cuando dejó en entredicho su propia masculinidad.
Alguien podría decir que debe dejarse en estos tiempos modernos la pacatería, y que además podrían agregar que en las alusiones referidas sólo se trata de cosas de doble sentido y no faltará tampoco quien les endilgue una supuesta "musa". Pero no, creemos que en el llano y Venezuela toda es muy rica en vivencias y cultura general que muy bien pueden inspirar a los cultores de una manera constructiva, y porque no debe olvidarse que el folclor es sabiduría de pueblo y está estrechamente vinculado con el concepto de patria y todo eso va ligado a nuestra identidad y a nuestra forma de ser y está igualmente referido a lo material, social y espiritual, es decir, nos conecta con una forma de vida y conducta en el medio. De allí que consideramos que el folclor es sagrado y no debe ser objeto de maltratos de ese tipo ni de ningún otro, dada su elevada condición formativa con responsabilidad histórica en la actual y futura generación de venezolanos auténticos.
Autor: Eduardo Correa, y publicado en el diario El Regional, de Acarigua, estado Portuguesa, el domingo 06 de enero de 2008.
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