“Los cimientos de la tierra se sacudirán”.
Por Eduardo Correa
Tal vez muchos se
sorprenderán, pero desde 1985, insisto, se han venido publicando unos textos que
han sido traducidos a más de 30 lenguas y han recorrido el mundo de hoy llevando
el mensaje de Dios, y no se trata de nada nuevo que el Creador quiera
comunicarnos ahora, pero sí de un nuevo recordatorio de las Santas Escrituras
porque como el propio Ser Celestial expresa “Está decidido a salvar a esta
generación y colmarla de su infinita Misericordia”. La mensajera de
estos tiempos responde al nombre de Vassula Ryden, mujer egipcia que estaba
alejada de Dios, pero quiso el Creador que ella fuera la portadora del mensaje
divino. Y debe añadirse que en estos textos santos el Señor despeja algunas
incógnitas y describe en palabras sencillas parte del contenido de la Biblia. Y
si de algo debemos estar claros, es que Dios no pretende escandalizar y crearle
miedos al ser humano de fe y de creencias arraigadas, como tampoco a aquéllos
que han desviado el camino y se han apartado de Dios, sino que a todos ha
venido a despertarnos del sueño y de “esa especie de muerte espiritual” que
padecemos y que tiene como finalidad liberarnos de las garras del pecado y del
mal. Debemos alegrarnos y buscar el cobijo de la bondad infinita del Señor de
los Cielos. Y ahora querernos dejarles otro de sus mensajes revelados y que van
dirigidos a todos nosotros. El que tenga oídos que oiga, y el que tenga ojos
que vea. Helo aquí.
11 de septiembre de 1991. Habla Vassula: “-Señor, yo miro a los Cielos y busco las cosas del Cielo; yo busco Tu
Santo Rostro para sentir paz y poderme alegrar; busco Tu Santo Rostro para
poder contemplar”.
Responde Jesús: -“Y Yo, por Mi parte, Mis ojos consideran el
mundo de hoy, nación por nación, escrutando alma tras alma en busca de un poco
de calor, de un poco de generosidad y de un poco de amor. Pero poquísimos gozan
de Mi favor. Muy pocos se molestan en vivir una vida santa. Y los días huyen y
las horas están ahora contadas antes de la gran retribución. ¡Mis ciudades,
Dios quiere decir “almas”, se han convertido en burdeles! ¡Despiadadas! ¡Se han
vuelto una ciudadela de los demonios! ¡DEL TODO CORROMPIDAS desde dentro, comidas
por los gusanos! ¡Un refugio para la víbora y el escorpión! ¿Cómo podré Yo no
alentar sobre estos renegados Mi Fuego Purificador?”. Apunta Vassula: De
repente, Jesús cambió de tono, y después de esperar unos segundos, con tono
grave que me aterrorizó, dijo: -“La tierra va a temblar y estremecerse. ¡Y todo
el mal edificado en Torres, como la torre de Babel, se derrumbará en un montón
de escombros y será enterrado en el polvo del pecado! Arriba, los Cielos se
moverán y los cimientos de la tierra se sacudirán”.
“Reza para que la Mano del Padre no caiga en invierno. Las islas, el mar y los continentes serán visitados por Mí inesperadamente, por el estruendo y la llama. Escuchad atentamente Mis últimas palabras de aviso, escuchad ahora que todavía hay tiempo. Leed Nuestros Mensajes, los de Jesús y María, los dos testificales, y dejad de estar despreciativos o sordos cuando habla el Cielo. Bajad vuestras voces y oíd las Nuestras. Reflexionad dos veces antes de juzgar; pensad más de dos veces antes de condenar las Obras del Espíritu Santo. Yo no perdonaré a ninguno que se mofe del Espíritu Santo, blasfemándolo abiertamente. La Justicia los precipitará al infierno. ¡Levantad todos vuestros ojos y escudriñad los Cielos para contemplar Mi Santa Faz! ¡Levantad vuestros ojos hacia el Cielo y no pereceréis. ¡Arrepentíos! Y pedid al Padre que se apiade. Pronto, muy pronto ahora, los Cielos se abrirán y Yo os haré ver. El Juez”.
“Reza para que la Mano del Padre no caiga en invierno. Las islas, el mar y los continentes serán visitados por Mí inesperadamente, por el estruendo y la llama. Escuchad atentamente Mis últimas palabras de aviso, escuchad ahora que todavía hay tiempo. Leed Nuestros Mensajes, los de Jesús y María, los dos testificales, y dejad de estar despreciativos o sordos cuando habla el Cielo. Bajad vuestras voces y oíd las Nuestras. Reflexionad dos veces antes de juzgar; pensad más de dos veces antes de condenar las Obras del Espíritu Santo. Yo no perdonaré a ninguno que se mofe del Espíritu Santo, blasfemándolo abiertamente. La Justicia los precipitará al infierno. ¡Levantad todos vuestros ojos y escudriñad los Cielos para contemplar Mi Santa Faz! ¡Levantad vuestros ojos hacia el Cielo y no pereceréis. ¡Arrepentíos! Y pedid al Padre que se apiade. Pronto, muy pronto ahora, los Cielos se abrirán y Yo os haré ver. El Juez”.
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