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Carta a Nicolás Maduro Moros


Carta a Nicolás Maduro Moros




              Por Eduardo Correa

Señor presidente: Tal vez usted no leerá esta misiva, a menos que una feliz y audaz intervención de algún asesor suyo la lleve a sus predios. Usted no me conoce o dicho de otro modo, no me recordará porque dista mucho tiempo de las veces que nos vimos en Acarigua cuando fungía su persona de dirigente de Quinta República, coordinador de este estado de Portuguesa enviado por Hugo Chávez, tristemente fallecido, y de eso hace unos quince años. Yo soy uno apenas de los miles de venezolanos que padece la severa crisis que vive hoy su pueblo. Crisis que usted tal vez no sufre, pero que seguro estoy que conoce suficientemente.

Por eso le propongo, de manera respetuosa y como acostumbramos a decir en el llano, que se ponga en los zapatos de los que hoy no pueden disfrutar un baño normal en una regadera, y es más, Presidente, ni siquiera les llega agua por tuberías internas ni para beber y eso afecta a millones de venezolanos distribuidos en toda la geografía nacional. Si se pone en esos zapatos que aludo le costará mucho obtener gas para cocinar los poquísimos alimentos que logre comprar a precios astronómicos luego de pasar horas en largas filas de gente empobrecida. Estará también sometido a los apagones eléctricos que rondan por doquier. En su querida Cuba creo que les llaman "alumbrones". Y como usted tiene su auto propio, supongo, tendrá que soportar las colas de rigor para echar gasolina que ahora escasea en muchas partes del país. Y si le toca adquirir un repuesto sufrirá "un padre y señor nuestro". Fíjese que lo insto a ponerse en los zapatos del otro, pero, ¡ojo!, Presidente, Vea bien porque "ese otro" tal vez no tenga ni zapatos, tal es la ruina que vivimos y aún el CLAP no los pone en las bolsas ni en las cajitas.

En la gesta que le sugiero verá usted, además, un sinnúmero de calamidades que le provocará asilarse en la hermana república, aunque no podrá hacerlo porque usted es Presidente aquí. . . Ah, y si acaso le queda algún tiempo después de vivir la odisea y las peripecias descritas, puede darse una vuelta vestido de incógnito por algunas oficinas públicas en busca de un servicio determinado y vivirá en su propia carne "un karma indio" de proporciones dantescas.

Y Presidente, tome precauciones gigantes para su seguridad personal porque si no lo hace es seguro que pueda acabar en un hospital sin cama y sin medicina. . . y hasta sin médico. Y termino diciéndole que si llega a leer mi pobre carta no se ponga bravo conmigo, y en contrario use usted esa molestias para sortear "todas esas cositas" que nos toca vivir a los de a pie "por esas calles”. . . y finalizo diciéndole que usted ha afirmado muchas veces que los venezolanos tenemos derechos y hasta la obligación de opinar y hacerle sugerencias y precisamente a esas palabras, que son sus palabras, me acojo para escribirle, y claro está que es asimismo un derecho constitucional que usted ha defendido de modo reiterado en sus luchas políticas y libradas como actor social


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