¡“Visión del Cielo y la Batalla Santa”!
Por Eduardo
Correa
¿El título de este artículo es común y corriente o es
extraordinario? ¿Puede sorprender una expresión como esa en estos tiempos de
apostasía? En nuestro caso fue así sin lugar dudas y precisamente nos sucedió cuando
tuvimos acceso por primera vez a este tipo de escritura y sobre todo, claro
está, por el hondo contenido de la misma y doblemente sorprendido por Quien nos
dirigía ese tipo de mensajes. ¿Dios Mismo mostrándonos Su Gloria y hablándonos
en una época que se caracteriza por una drástica reducción de la fe? Si eso no
nos impresiona y nos atrae, ¿Qué entonces?
El diálogo Santo que vamos a mostrarles de seguidas, fue tomado de los
libros “La Verdadera Vida en Dios”, dictados por Dios a la egipcia Vassula
Ryden, Su mensajera de Estos Tiempos y van dirigidos con un amor especial a
quienes viven la primera virtud teologal, a los que dudan y a los que “sufren”
de apostasía. Que sus corazones reciban estas palabras de Aquel que jamás
olvida a su Creación y que es Feliz
cuando lo reciben, que mira con atención a quienes les asalta la
incertidumbre y que siente tristeza cuando lo rechazan.
Introduzcámonos,
pues, en este Maravilloso Mensaje que viene de lo alto impregnado de luz. Helo
aquí.
Dice Vassula: Dios me dio una visión.
-Alégrate,
Vassula, y comprende que Yo, Dios, soy uno. Yo quiero mostrarte un poco más de
Mi Gloria. Hija, ¿sabes cómo ha sido creado el Cielo?
-Por Ti, por medio de Ti.
-Sí, Yo he
medido la longitud, altura y profundidad, y todas las dimensiones son
Perfectas. Cada pequeña criatura viviente viene de Mí y es, realmente, Mía.
Todo tipo de vida viene de Mí, Mi Soplo es vida. ¿Quieres saber más de Mis
Obras Divinas? -Sí Señor. -Entonces, demos un paseo por Mi Gloria. -Me
encontré, en la presencia de Dios, paseándome en un jardín espléndido, lleno de
colores, inundado de luz, pero no de un sol como el nuestro. Al andar,
vislumbré una enorme bola de luz tocando el horizonte. Era como un gran sol,
pero se le podía mirar fácilmente, sin lastimarse los ojos. -¿Cómo te sientes, hija? -¡Esto es tan
maravillosos y tan extraño! -¿Qué ves?
-Una especie de sol. -Sí, es Mi Santa
Morada ¿qué es lo que ves alrededor de esa Luz? Al principio, vi unas
manchas que se movían alrededor de esa luz; luego precisé que esas
"manchas" eran pequeños ángeles, que le rodeaban. Parecían millones. -Son Querubines que circundan Mi Gloria. ¿Qué
más ves? -Escaleras que conducen al interior del sol. -Entremos en esa Luz. ¿Estás preparada? Quítate los zapatos, pues
entramos en terreno sagrado. Ahora, ya estamos en el interior de la Luz. Al
entrar, yo creía que me iba a encontrar en una luz brillante; pero no, todo era
de color azul. Lo que más me impresionó era el silencio, una sensación de Paz y
Santidad. ¡Era extraordinario! Estábamos en el interior de una esfera.
-Sí, es una esfera. El
"muro" que nos rodeaba, no era un "muro", sino seres
vivientes; eran ángeles, un muro de ángeles. El "techo" era una
especie de bóveda formada por ángeles. Era todos azules y eran millones,
miríadas, colocados uno al lado de otro, formando una "pared" sólida,
cerrando la esfera. -Mis Serafines
vigilan este santo lugar y Me adoran incesantemente. ¿Los oyes? "...Santo,
Santo, Santo es nuestro Dios, el Altísimo..." -¿Cuántos son, Señor? -Millares, hija, ¿sabes quién es aquel, tan
hermoso, con la espada de oro? -No lo sé. Vi uno que se diferenciaba de los
demás, pues tenía un color "normal", cabellos rubios hasta los
hombros, vestido con una larga túnica resplandeciente de la más pura blancura.
Tenía en la mano una bellísima espada e oro. -Vassula, la espada es Mi Palabra. Mi Palabra es pura, ella traspasa e
ilumina. De repente, la bóveda se abrió como una flor. -Mira, pequeña, intenta discernir. Yo estoy junto a ti y te ayudo. Tú
verás ahora, encima de ti, la Batalla Santa que tiene que llegar. Oh, hija,
mira con atención a tu alrededor y comprende que el mal existe. ¿Ves algo? Cuando
la "bóveda" se abrió como una flor, vi en primer lugar caballos con
ojos negros, aterciopelaos y feroces. Después, esta imagen se alejó y vi
desarrollarse una batalla. -Mi Ejército
combatirá a Satanás y sus secuaces, incluidos todos los que han intentado
destruir Mi Ley. Recuerda que Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el
Último. Mi Palabra es Eterna. ¿Qué ves ahora? -Un reptil, como una gran
serpiente, que ha sido pisada por un caballo. -Ese Dragón, bajo la lanza de Mi santo, será vencido. Cuando esto se
cumpla, todos sus secuaces caerán también. Vassula, te voy a mostrar ahora Mi
Sala del Juicio.
He visto una
gran sala vacía. De repente, vi un grupo de almas en una esquina. Fue el ruido
de sus cadenas lo que atrajo mi atención hacia ese lugar de la sala. Estas
almas parecían tremendamente asustadas, manchadas de negro como el carbón.
Ellas no nos veían y parecían asombradas por todo los que les rodeaba. -Escucha las trompetas, son Mis Ángeles,
que Me anuncian. Dame tu mano, pues tú eres mi pequeña invitada. Sí, cada ángel
cae postrado ante Mí. ¿Has visto esta multitud de almas? Vienen de debajo de la
tierra. Son almas atormentadas, que han sido liberadas, estaban a las puertas
de Satanás. -¿Quién las libertó? -He
sido Yo, por Mis Obras Divinas y la ayuda de todos los que reparan y Me aman.
¿Ves, ahora, porque quiero que Me ames? Cuanto más profundamente Me ames tanto
ellas tendrán la suerte de elevarse a Mí. ¿Quieres saber lo que va a ser de
estas almas? -Sí, Señor, ¿qué va a ser de ellas? -Deja
que te lo diga: Yo las bautizaré con Mi Santo Espíritu y las liberaré
completamente, pues hasta que no sean bautizadas en el Espíritu Santo, no
podrán participar en Mi Reino. -¿Quieres decir que estas almas no estaban
bautizadas? -No lo estaban. -¿Y ellas
lo quieren ahora? -Sí, ellas lo quieren.
Ven, te lo explicaré. Sentémonos. Lo que tú has visto no era más que una visión
simbólica. Ellas no estaban verdaderamente en Mi sala. Las almas sólo son
juzgadas al final.
-Si estas
almas no estaban en Tu sala, ¿dónde estaban entonces? -Esas almas estaban en el Hades, por lo tanto, bajo Mi Justicia. Si
vosotros Me elegís y queréis seguirme, seréis salvados, pero si evitáis
conocerme por causa de vuestra obstinación, caeréis, y allí donde iréis será un
martirio sin fin. Yo debo advertiros a todos, aunque ya ha sido dicho antes,
que el que blasfeme contra el Espíritu Santo, jamás será perdonado, pues tal es
Mi Ley. Baja los ojos ante Mí, hija Mía. (Los bajé) -Deja que te bendiga. Yo perdono tus pecados. Repite estas palabras:
Bendito sea el Señor, Dios Omnipotente,
que Su Reino reine en Eterna Gloria,
que Su Santo Nombre sea glorificado,
que Su Palabra penetre y permanezca en todos los
corazones.
Amén.
Vassula, no hagas más por hoy, descansa. Mañana Yo te dictaré Mi Mensaje para aquellos que Me representan sin darme suficiente Amor y sin profundizar en Mi Amor Infinito. Hija, ven, hazme compañía. Necesito descansar, acércate a Mí, comparte Mi dolor. -Dios mío, haré lo que Tú quieras, pero no olvides que hay también muchos que Te aman profundamente y no olvides sus sacrificios que demuestran el amor que ellos Te tienen. -Sí, ellos alivian Mis tristezas y suavizan Mis Llagas. Pero necesito un mayor número de almas como esas, dispuestas a reparar y a difundir Mi Amor Infinito y extenderlo como la bruma. Yo deseo que abran su corazón y Me reciban y Yo llenaré sus corazones con Mi Amor y cuando sus corazones desborden de Amor, podrán extender este Amor y alimentar a Mis ovejas. Bienamada, ¿Quieres dejarme reposar en ti? -Sí, Dios mío.
Vassula, no hagas más por hoy, descansa. Mañana Yo te dictaré Mi Mensaje para aquellos que Me representan sin darme suficiente Amor y sin profundizar en Mi Amor Infinito. Hija, ven, hazme compañía. Necesito descansar, acércate a Mí, comparte Mi dolor. -Dios mío, haré lo que Tú quieras, pero no olvides que hay también muchos que Te aman profundamente y no olvides sus sacrificios que demuestran el amor que ellos Te tienen. -Sí, ellos alivian Mis tristezas y suavizan Mis Llagas. Pero necesito un mayor número de almas como esas, dispuestas a reparar y a difundir Mi Amor Infinito y extenderlo como la bruma. Yo deseo que abran su corazón y Me reciban y Yo llenaré sus corazones con Mi Amor y cuando sus corazones desborden de Amor, podrán extender este Amor y alimentar a Mis ovejas. Bienamada, ¿Quieres dejarme reposar en ti? -Sí, Dios mío.
-¿Quieres reposar
en Mí? -Sí, Dios, lo haré. -Entonces,
ven, te amo. -Yo también te amo, Dios mío.
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