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Algunas emisoras deforman el folclor


Algunas emisoras deforman el folclor


Por  Eduardo Correa


      Un barquisimetano lo expresaría de este modo: “Ah mundo, cuando en la radio de antes se iba a escuchar algo así”,  un zuliano diría: “¡Que molleja, primo hermano!”, y un llanero sin dobleces: “Cámara, eso le hace daño al folclor”,  y ello ocurriría al no más escuchar una canción voluptuosa de la bonita intérprete Scarlet Linares,  que es muy sonada en las hondas hercianas por estos días y se titula “Ojalá que no puedas”, donde describe,  de acuerdo con mi óptica, de manera detallada, obscena, e incluso lujuriosa, las acciones de una de sus últimas letras grabadas “en vivo”  y suelta perlas como estas: “Ojalá que no puedas hacerle el amor cuando duermas con ella” o “cabalgando en mi vientre te quedabas dormido”, en un lenguaje directo, sin musa, sin ingenio ni metáfora y cantado con estridencias y que al decir de una emisora local ocupa “el primer lugar de sintonía”. Nada más y nada menos, pues. Y no sería de extrañar que ese tipo de “temas” se “pegue” y sean solicitados por los oyentes. Se vive, como se sabe, los tiempos de una especie de situación dislocada en algunos medios de comunicación social y en donde la medida la pone, al parecer, el director o el productor radial y sin detenerse ante nada, que es lo peor, y entonces suenan esos bodrios sin más ni más. Lo que importa es lograr la sintonía a troche y moche,  porque eso les permitiría vender  más publicidad y  sacar muy buenos dividendos,  aunque se deje  “la reguera”.

       Pero, ¿en verdad no hay límites? Así parece, y de hecho les estoy contando experiencias vividas con un medio radial que emite su señal desde Araure y que es “muy rumbera” con sus temas calientes de la mañana. Y presumo que otras señales radiales harán lo mismo, porque ninguna se salva de que les lleven “esos trabajos” con el carísimo encargo de que sean sonados sin demora y sin tregua. Y claro está que no debo generalizar con los intérpretes, con los temas y con las emisoras, pero desgraciadamente esos pocos discos que vienen marcados por el mal gusto, el pésimo mensaje y que incitan al mal ejemplo de niños y adolescentes, tienden a hacerse sentir con más fuerza. Y sin duda, valga expresar que el repertorio musical criollo es muy vasto y hermoso, rico en mensajes positivos y culturalmente necesarios, aunque, a diferencia, tienden a sonar muy poco. Y entonces suenan insistentemente algunos que van directos a explorar el lado oscuro de las personas, especialmente niños. Y esto último es materia de sicólogos que deberían pronunciarse, al igual que otros especialistas, dicho sea con respeto.

      Y como dicen en mi pueblo, no es que “la quiera agarrar” con la Linares, porque de cierto, ella me gusta y disfruto algunos de sus temas, pero en el caso citado se le pasó la mano al que hizo la letra, a ella que la grabó, a su productor y a los que la ponen a sonar. Ya en el pasado reciente nos sorprendió con aquella canción “¿Que te has creído tú, que yo no valgo…”. ¿La recuerdan? La de los “cachos”. Y disculpen si soy incisivo con esto del folclor, pero es que al ver algunas cosas que se escriben, graban,  cantan, identifican y se promueven como música folclórica, no puedo menos que sentir desazón. Y en ese tema procaz de Scarlet, que estimula y proclama el sexo, además de desazón como digo, debo sentir rechazo. Fácilmente se pueden imaginar las contorsiones con el histrionismo y los movimientos insinuantes de la trovadora y también sus tonos de voz propios del acto sexual. Es hora de reflexionar, señores, y no hay derecho de que se exponga a los pequeños con esos despropósitos cantados en nombre del folclor. Ah, y pueden llamarme santurrón, si quieren

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