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Reinaldo Armas se salió con la suya


 

Reinaldo Armas se salió con la suya

 

Por Eduardo Correa

 

 

     ¿Un Grammy para Reinaldo? Ya era hora, porque, ¿cuánta agua habrá corrido debajo de los puentes desde que Reinaldo Armas comenzó su carrera artística como trovador del llano en la ciudad de Zaraza teniendo apenas trece años de edad? Claro está, es muchísimo el líquido que ha fluido desde ese tiempo cuando aquel joven -casi niño todavía- cargado de sueños se dejó escuchar en la  emisora de aquel pueblo llanero. Y la historia es conocida por muchísima gente, en especial por quienes vivimos en el llano venezolano. La carrera no fue meteórica, sino que Reinaldo tuvo que luchar en una época donde la transculturación se imponía por encima de nuestros valores y cantos patrios. Y lo logró a fuerza de trabajo, constancia y pundonor. Hoy por hoy, el país cuenta con un extraordinario compositor y cantante que defiende con ahínco el folclor nacional. Son más de treinta años que lleva con una carrera que podría definirse como exitosa. Y aquí se abren otras interrogantes, ¿Cómo definir el éxito? ¿Por el dinero acumulado? ¿Por los premios? Aunque muchos analistas sostienen que el trovador llanero tiene bienes materiales y sus cuentas bancarias nada despreciables, tal vez Reinaldo prefiera medirlo por las numerosas satisfacciones personales recibidas,  que van ligadas a la aceptación popular de su canto y de su talento como compositor y músico, al igual que el logro histórico de hacerse escuchar venciendo muchos imponderables que se le atravesaron en sus ejecutorias y en su camino, a veces empedrado, a veces llano, otras veces caminando al filo de los parajes y más allá acechándolo algún caimán cebado o alguna mapanare de esas que abundan en el suelo llanero, pero esas dificultades, y otras muchas, no lograron arredrar al caminante con rumbo y con sueños. Han sido muchos los premios alcanzados en su carrera y en su trayectoria, y claro está que las dificultades han sido también numerosas y que el temple de este hijo de Los Guatacaros, caserío cercano a la población de Santa María de Ipire, ha logrado vencer.

       De muchas maneras han llamado al cantor guariqueño. Unas veces, “el cardenal sabanero”, otras, lo definen como el “general de la canta”, también le dicen “el número uno” del folclor. Una vez, y no hace mucho de ello, un animador de televisión lo llamó “pionero” y Reinaldo respondió que él solo se ha limitado a hacer su contribución en su empeño de poner en alto el gentilicio del llano y de Venezuela. Y digo yo: ¡vaya contribución la del santamaireño!,  ¿no? Bueno, Reinaldo, tu canto está de nuevo de fiesta, pero esta vez con el señorío internacional que le da ese GRAMMY que acabas de ganar en un selecto escenario latinoamericano al premiar tu álbum El Caballo de Oro. Ese caballo debe estar relinchando de gozo en el llano de tu corazón y de tu alma, y ese relincho esplendoroso lo aplauden, seguros estamos, el llano y el país todo. Y como tú bien dices en tu primera y sabrosa “quirpa”, tocada por el también singular Remigio García, donde pintas un dibujo de la nación de Bolívar,  y decías además: “En esta quirpa yo quiero que todos pongan un poquito de atención, para que oigan y aprecian a un llanero en su expresión, orgulloso de su música, inquieto y gran defensor de los valores más puros que existen en la nación. No olvidemos aquel dicho, que no hay fuerza sin unión  y recordemos que somos, pueblo querido, brasas del mismo fogón, bongueros del mismo rumbo, criollitos de corazón y capaces de luchar contra cualquier opresión, y con esta me despido,  concluye aquí mi canción, no olvides el compromiso, pueblo querido, que tienes con el folclor,  la música de esta tierra debe sonar a millón pa que vean que Venezuela tiene representación”. Te saliste con la tuya, Reinaldo. ¡Enhorabuena!, hermano.      

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