Elorza: “Lo más criollito del mapa”
Por Eduardo Correa
¿Quién no ha escuchado y sabe de esta
ciudad llanera apureña donde el folclor es el rey? Son muchísimas e incontables
las personas que han visitado a esta pujante ciudad de reducidas proporciones del
llano venezolano en los últimos tiempos. Y son atraídas por varias razones, pero
muy especialmente porque en ese pequeño y hermoso lar venezolano, criollísimo
por lo demás o “El más criollito del mapa”, como dice el trovador Jorge
Guerrero en una de sus criollas
composiciones, se celebra, como ya un gentío conoce, las famosas fiestas de
Elorza. Cada año, en el mes de marzo, el 19 específicamente, concurren
alegremente personas venidas de todo el territorio nacional, así como de
Colombia y de otros países en menor cuantía. Una gran fiesta llanera lo
envuelve todo al ritmo incomparable del arpa, cuatro y maracas y una especie de
frenesí invade el lugar y una incomparable alegría se apodera de todo el mundo.
Las mejores voces de la canta llanera, venezolana y extranjera colombiana, son
protagonistas y enaltecen el gentilicio de una manera espectacular e
inolvidable. Casi todo el mundo lo sabe y muchísimos lo viven y lo siembran en
sus recuerdos para siempre.
Pero, ¿sabían los foráneos que años
atrás la ciudad de Elorza era compartida con el país colombiano? Es decir, la
mitad del pueblo era territorio nacional y la otra mitad pertenecía al hermano
país de la cumbia. Por ejemplo, si se daba apenas un paso después de la línea
divisoria se pisaba tierra bolivariana y
haciéndolo al contrario se estaba “viajando” en instantes a Colombia, solo
moviendo un pie. Muy curioso, ¿cierto? Desde el principio se le puso el nombre
de El viento a todo, y al correr de unos años, por disposición de la asamblea legislativa
del estado Apure, a la parte nativa se le dio el nombre ya conocido como un
homenaje al patriota llanero y apureño José Andrés Elorza, que combatió en las
filas invencibles del Centauro de los Llanos, José Antonio Páez. Y al otro
pedazo, colombiano como se ha dicho, se le siguió llamando El Viento. En un
tris, por decirlo así, una persona podía estar en uno u otro país. Luego, bajo
el mandato de Eleazar López Contreras se reordenaron los límites entre los dos
países hermanos y todo el casco de la entonces ciudad gemela pasó a ser
territorio venezolano íntegramente, y a orillas del majestuoso e histórico rio
Arauca, como se sabe.
Elorza es una ciudad con unos treinta
mil pobladores y cuya acta fundacional data de 1774, siendo fundador Justo de
Granada. Hoy es un municipio que lleva con honra el nombre del célebre y
brillante escritor nacional, don Rómulo Gallegos. La pequeña ciudad, que es muy
grande en cuanto a valores culturales, y folclóricos en especial, muestra un
rostro urbano y arquitectónico donde destaca el puente Lauro Carrillo, y varias
plazas denominadas Bolívar, doña Bárbara, Rómulo Gallegos, Jorge Guerrero,
Eneas Perdomo, El Estudiante, Los Venezolanos Primero. Y como signo icónico se
yergue el famoso lugar El Rincón del Veguero, donde relincha el arpa maranta y
los versos improvisados se apoderan del sitio y se sabe cuando se comienza pero
no cuando se termina. Y, por supuesto, cuenta también con su Monumento al
Folclor, como estigma positivo y eterno,
Este año el festival y demás actos folclóricos
fueron en homenaje al inolvidable coplero don Eneas Perdomo, cuya canción
“Fiesta en Elorza inmortalizó a este carismático pueblo llanero y elevó su
simbología por los vientos del mundo. Y aunque en Elorza se viven sus fiestas,
sus canciones y todo el pueblo se confunde en un solo abrazo, con los de allí y
los de afuera, debe tenerse cuidado con algún resbalón y caer al imponente río
porque el Patrullero, un caimán de treinta metros ronda por allí con los ojos
pelaos. ¡Mucho cuidado, camarita!
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