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Mostrando entradas de febrero, 2015

¿Qué decía Alí Primera cuando vivía?

¿Qué decía Alí Primera cuando vivía? Por  Eduardo Correa        Ali Primera era un hombre campechano y de eso se sentía honrado, según atestiguaba. Era feliz cuando volvía a su tierra falconiana y se reencontraba con el lar que lo vio nacer y crecer. La brisa suave del amanecer, el olor del ganado y la vida campesina de los suyos la sentía hasta más no poder. Y además de su discurso cantado, fíjense lo que decía: “Hay una profunda alegría que yo mantengo todavía cuando iba a desayunar con los peones y traía una tapara de leche y los pocillos a marrados de Mapire que venían cargados de arepa. El olor de la arepa con la leche de vaca recién ordeñada es una cosa que a mi me conmueve todavía y lo busco. Y lo digo, yo no cambio una arepa por nada en el mundo”. De tal modo, que una vez contó sonreído que se había comido nueve arepas rellenas en una sentada: “Fue en Barquisimeto que me comí las nueve arepas nada más con queso blanco, imagínense ustedes, ¿nueve arepas?”. Y lo contab

En aquel tiempo prohibieron el joropo

En aquel tiempo prohibieron el joropo Por  Eduardo Correa        Puede parecer muy extraño y sorprendente que alguna vez en el país haya sido prohibido el baile del joropo y quien lo hiciese purgaba cárcel. Así ocurrió. Y si retrotrajéramos el suceso, hasta el mismísimo Reynaldo Armas se las hubiese visto feas con su música y en especial con aquella canción del folclor movida y pegajosa que dice “Hay una tierra en mi tierra donde se baila apretao…” y que incita y llama a bailar joropo: “Báilalo tú mi morena, báilalo tú mi catira mi joropo espellejao”. Y así como el trovador del Guárico, también hubiese estado comprometido Luis Silva cuando dice en una de sus canciones: “Bien zapateao, bien zapateo”, refiriéndose y promoviendo el sabroso baile llanero, que dicho sea de pasada es hoy la danza nacional. Y tal como ellos, no estuviesen  exentos de ese influjo otros tantos cantadores y compositores  que se caracterizan por exponer y defender esa bonita tradición cultural. Y a

¿Apretujones por una bolsa de leche?

¿Apretujones por una bolsa de leche? Por  Eduardo Correa        Días atrás, en un supermercado de la ciudad de Acarigua, había una larga fila de personas que esperaban adquirir algunos productos de la cesta alimentaria. Todo transcurría con visos de normalidad, si se puede decir así. De pronto se agitó la concurrencia porque circuló la información de que se aproximaba un vehículo de carga lleno de leche en polvo. Y la fila se transformó en un tumulto donde los apretujones, gritos y manotazos se hicieron sentir. En minutos apareció en cambote la fuerza pública uniformada, y no precisamente a poner orden en el rebullicio, sino a ponerse de primeros en la fila y comprar ellos también. Y devino el caos y la protesta. Y todo por una bolsa de leche, que es de lo que quiero hablar en específico.              ¿Cuántos no han saboreado el café con leche de cada mañana? ¿Y qué me dicen cuando viene acompañado de su respectivo pan de trigo o rebanada? Sabroso, ¿cierto? ¿Y el

¿Por qué dimos de baja la concordia?

¿Por qué dimos de baja la concordia? Por  Eduardo Correa        Mis padres, en el barrio Guamachal de Valle de la Pascua, hace mucho tiempo atrás, usaban seguido el término “concordia”. Ante cualquier dificultad, por pequeña que esta fuese, dentro o fuera del hogar, llamaban siempre a la concordia, a la unión, a ponerse de acuerdo unos con otros con miras a vivir bien, según aseguraban. Esa era su divisa. “Muchachos, vivan en concordia, dejen la peleadera que eso no conduce a nada bueno, a no ser problemas y conflictos”. Y así como ellos, la mayoría de los padres del barrio. Y yo no recuerdo que algún problema entre vecinos, que alguna vez ocurrían, hubiese desatado un altercado mayor y que dejase un mal resultado que lamentar. No, ante cualquier esporádico “atajaperros” de inmediato llamaban a la concordia y nunca “la sangre llegaba al río”. Y la clave no era otra cosa que la convivencia pacífica. El común acuerdo y el consentimiento entre los adultos, era lo que prevalecía