Ir al contenido principal

-HOMENAJE PÓSTUMO A ORLANDO RIVERO -artículo

Hace unos días nos sorprendió una noticia que decía que había muerto Orlando Rivero. Un accidente de tránsito ocurrido en una carretera del estado Guárico lo arrancó del seno familiar, y truncó también la franca sonrisa que dispensaba en los encuentros con los amigos y con todo aquel que consiguiera a su paso. Y es que Orlando fue un militante de la fraternidad, de la consideración y del respeto. Su condición humana, impregnada de una extraordinaria sensibilidad, quedó plasmada en las sabanas apureñas, en todo el llano y en cada rincón venezolano donde le correspondió interactuar. Ahora le tocó emprender ese viaje sublime, a través del lejano cielo azúl y de las radiantes estrellas, en busca del consuelo eterno.



Conocimos a este dilecto amigo en el estado Barinas, allá por el año 1971, donde laboramos juntos por espacio de dos años en las lides del agro. Los dos llaneros y con inquietudes por el folclor. El -Orlando- con el canto y la composición, y yo -quien escribe- "garabateando algunas rimas". Orlando descolló rápidamente en la interpretación de la canta autóctona, dadas sus condiciones y su vocalización original que lo hacían distinguirse. Recuerdo que en aquellos días de nuestras andanzas, descubrimos en Barinas un lugar propicio para darle rienda suelta a las inquietudes folclóricas que nos "quemaban por dentro". Se trataba del bar "Capanaparo", que regentaba la legendaria intérprete criolla doña Antonia Volcán. Era un sitio "hecho para nosotros". Allí se daba cita lo más granado de la música llanera -propios y forasteros- y entre canciones y cordialidad, nos la pasábamos de lo mejor. En una ocasión salió en la "rocola" el inmortal tema que interpretaba el tenor Eleazar Agudo, Conticinio, y de inmediato Orlando corrió y se apareó al aparato y comenzó "a cantar a duo" con la envidiable voz valenciana. Todos los presentes se voltearon con rapidez y se centraron en aquel improvisado cantor que se atrevía a "desafiar" al mismísimo Agudo. Al concluir, un grupo se levantó de las mesas y fueron a felicitarlo, entre contentos y sorprendidos, incluyendo a la llanerísima Volcán, quien expresó: "Oye, este hombre si canta". Y así era Rivero, cordial y espóntaneo. No se hacía rogar.



Después de todas esas vivencias nos encontramos en San Cristóbal y ya había grabado su primer trabajo donde se daba a conocer como El Caballero del llano. Y a partir de allí se dedicó por entero a recorrer el país con su música "debajo del brazo". Iba de radio en radio dejando en esos medios de comunicación social el fruto de su talento. Una vez me confesaría: "Eduardo, la situación no es fácil, porque después que tú grabas un disco con esfuerzo y sacrificio, luego te espera la "payola" para que puedas sonar, y si te rehúsas te escuchan muy poco".



Pero Orlando Rivero no se arredraba. El seguía con su ímpetu y su fuerza. En los años ochenta participó en el conocido festival El Florentino de Oro y logró el primer lugar con un tema de José "Catire" Carpio, Cantadores de mi patria, que luego se acentuaría como una especie de himno en el llano. Y así, este cantor y compositor apureño se dejaba sentir en el acetato musical llanero, una y otra vez. Con la canción El turpialito, del compositor Cirilo Sanchez, se impuso en toda la llanura y en muchas partes del país. Después lo escucharíamos insistentemente con un tema que grabara el popular Benito Quiroz, Los deseos de un borracho, que en la voz de Rivero adquiría también matices extraordinarios. Su calidad vocal quedó grabada en diez trabajos, unos en long play, otros en cassettes y últimamente en Cds. Fueron muchas las verbenas y eventos musicales donde Orlando Rivero participó de manera desprendida, porque tenían como objeto recaudar fondos para las causas nobles.



Orlando también incursionó en la política y se desempeñó como diputado de la Asamblea Nacional por el estado Apure. Una vez me lo encontré en Caracas y me dijo: "Voy a trabajar duro por mi pueblo porque quiero ser Gobernador. A mi estado le falta mucho progreso y debemos sacarlo del estancamiento". La última vez que vimos a este inquieto hombre fue cuando lo invitamos, en el año 2001, para que nos acompañara como Orador de Orden en el municipio Páez, su capital Acarigua, en una celebración del mes del folclorista. Compartimos unas cuantas horas, como en los viejos tiempos, y al partir me expresó: "Quiero que nos veamos pronto, porque estoy haciendo una recopilación de todos los temas que he grabado y quiero que tú los tengas". No sé si logró hacerlo, pero lo que si deseo fervientemente y ruego al Señor Todopoderoso es que lo reciba allá en su seno y le de la paz eterna. Descansa tranquilo, amigo y hermano.






Escrito por Eduardo Correa, y publicado en el diario El Regional, estado Portuguesa, el domingo 13 de julio de 2008.

Comentarios

  1. después de mucho tiempo estoy leyendo tu mensaje Gracias por estas palabras tan bonita y sincera que llego al corazón es grato saber que hay amigo que a pesar de todo, le dedica un tiempo a una persona tan único y especial como lo fue Orlando Rivero... soy Belkis De Rivero Duran cualquiera cosa este es mi correo: luisa_08_91@hotmail.com estamos a la orden

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Belkis, gracias por contactarme. Hiciste q volviera de nuevo a mi memoria tantas cosas bonitas q compartí con Orlando, q más q un amigo, fue mi hermano. Lo quise mucho, ¿sabes? y me dolió tanto su partida, pero es la Voluntad del Creador. Él nos da la vida y nos llama en algún momento a Su encuentro. Nunca podré olvidar a Orlando, y pido a Dios q lo tenga en su hermosísimo cielo. Un abrazo, Belkis.

      Eliminar
  2. Hola me complacer ver los inicio del Caballero de la Canción a quien admiré mucho y a quien le debo mi pasión por la música llanera. Como sobrino puedo decir que era uno de mis tíos favoritos, me alegraba mucho cuando llegaba a la casa.

    Tío que dios te tenga en la gloria y estes alegrando a todos los santo y si los santos se disgustan entonces que culpa tienes con lo decía tu canción.

    ResponderEliminar
  3. Hola me complacer ver los inicio del Caballero de la Canción a quien admiré mucho y a quien le debo mi pasión por la música llanera. Como sobrino puedo decir que era uno de mis tíos favoritos, me alegraba mucho cuando llegaba a la casa.

    Tío que dios te tenga en la gloria y estes alegrando a todos los santo y si los santos se disgustan entonces que culpa tienes con lo decía tu canción

    ResponderEliminar
  4. conocí a Orlando Rivero de la mano de otro gran amigo Oswaldo Escalona en Valera cantamos y parrandeamos más de una vez y hasta serenatas dimos en Betijoque y Escuque, hoy que no está le recuerdo con cariño y posiblemente grabe algo de su maravillosos repertorio en mi próxima producción.

    ResponderEliminar
  5. conocí a Orlando Rivero de la mano de otro gran amigo Oswaldo Escalona en Valera cantamos y parrandeamos más de una vez y hasta serenatas dimos en Betijoque y Escuque, hoy que no está le recuerdo con cariño y posiblemente grabe algo de su maravillosos repertorio en mi próxima producción.

    ResponderEliminar
  6. yo tuve la oprtunidad de conocer a orlando rivero el 6 de enero de 1985 cuando san sebastian de los reyes cumplia 400 años de fundada de ahi en adelante fuimos muy buenos amigos y siempre compartiamos en ciudada bolivar en casa del embajador del folklor en guayana don manuel felipe palma nuestro gran amigo y com padre de don manuel palma , tambien le grabe dos canciones que grabo orlando rivero madrina del corazon y el mujeriego en ritmo de cunavichero de la autoria de don cirilo sanchez

    ResponderEliminar
  7. Siempre comparé la voz de Orlando Rivero con la de Benito Quiroz, potente, con altura y brillo. Cómo me gustaría escuchar alguna vez "Madrina del Corazón", tema que para mí lo llevó a la cúspide de su carrera. Si alguien lo puede publicar Venezuela se lo agradecería. Tenía un gran don de gente, atento y amable porque llegué a tratarlo Q.E.P.D.

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una boda en el corazón del llano

Una boda en el corazón del llano                                 En memoria del Greco        Por Eduardo Correa       Era un día sábado, pero no recuerdo con exactitud la fecha y los años, aunque estimo que distan unos cinco lustros de algo que quiero contar. Ese día hice un viaje desde Acarigua, en el estado Portuguesa, a Valle de la Pascua, mi tierra natal. Era uno de esos tantos viajes que emprendía con cierta regularidad y que tenía como norte visitar a mi madre María Josefa, en su residencia habitual. Después de unas cinco horas de carretera ya estaba “aterrizando” en mi querido barrio Guamachal   y, como siempre sucede en el llano, al no más llegar salieron todos a recibirme con mi madre de primerita y con una   brillante y espontanea sonrisa que me “aflojó” el corazón rapidito y aumentó mucho más en cuanto nos abrazamos. Al ratito, y poco después de los saludos y abrazos de rigor, mi hermano Gregorio me dijo: “Que bueno que llegaste, pelón, porque tenemos una fie

¡Ya me estoy poniendo viejo!

¡Ya me estoy poniendo viejo! Por Eduardo Correa   El ancianito caminaba a duras penas por la acera y un joven se le acercó, diciendo: “Oiga, ¿para dónde la lleva por ahí, viejito? Y el hombre con sus años a cuestas le respondió viéndolo de reojo: “¿Y por qué me pregunta, mijito? “Bueno, quiero saber si puedo acompañarle”. Y sin detenerse en su lenta marcha respondió sin mirar de nuevo: “No, hijo nuestros caminos llevan rumbos distintos”. Y siguió sin inmutarse y sin desdén. ¿Qué quiso decir el buen hombre con eso de que eran distintos sus caminos? Muchas cosas. Incomprensibles quizás para los necios. Y es que viéndolo de otro modo, la edad adulta o mayor o anciana siempre han querido revestirla con metáforas y con aires poéticos no siempre alejados de tonos románticos. Por ejemplo, ¿Quién no ha escuchado referirse a “los años dorados? Y claro que también se habla de “Estar en una edad otoñal” para señalar a personas muy entradas en abriles, pero diciéndolo de mane

Bolívar: "¡Unión! ¡Unión! O la anarquía os devorará"

   Bolívar: “¡Unión! ¡Unión! O la anarquía os devorará”   Por Eduardo Correa La frase del título impacta, ¿cierto? Y es que hoy debe acudirse de nuevo al expediente del DIÁLOGO y revivirlo. Porque si de algo se está seguro es que una persona o grupo, por hábil que sea, no tiene el privilegio o el monopolio de la verdad o la razón y aunque esos elementos no estén exentos de ideas plausibles deben ser puestas sobre la mesa y sometidas al concurso de las mayorías de una manera creíble y que al final se tenga un resultado de las mejores posturas que satisfagan a todos –o a casi todos- y emprender así los caminos por donde la fuerza colectiva empuje hacia el mismo lado y se busquen los mismos horizontes. Y más que nunca deben dejarse de lado las posiciones personalistas o grupales y abrirse a la discusión que debe ser la insignia que marquen estos tiempos que nos toca vivir. Porque, de veras, no se trata de la supremacía de un partido o de un grupo o de cualquier sector por muy