Recientemente una de mis hijas, María del Mar, me envió un correo electrónico con un contenido desgarrador y triste, muy triste, pero a la vez con un mensaje muy hondo, hermoso y esperanzador. Son cosas conocidas por la humanidad, pero que muchas veces olvidamos enfrascados como estamos en una vida llena de situaciones complejas, tumultuosas y confusas. Y lo más triste es que en esos avatares buscamos, inmersos en la confusión de este mundo, una forma de vida que nos haga felices y en esa búsqueda tropezamos con la tentación de querer ser ricos en bienes materiales, y dejamos de lado el verdadero camino. El que conduce a la verdadera riqueza, que no es otro que la riqueza espiritual. Él lo dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Por eso, como un acto de reflexión me permito transmitirles el contenido del importantísimo correo del que hice alusión al comienzo. Helo aquí.
"A los 33 años Jesús fue condenado a muerte. La peor muerte de la época. Solo los peores criminales murieron como Jesús. Y en Jesús todavía fue peor, porque no todos los criminales condenados a aquel castigo recibieron clavos en sus miembros. Sí, fueron clavos...! y de los grandes! Cada uno tenía de 15 a 20 centímetros con una punta de 6 cms y el otro extremo puntiagudo. Ellos eran clavados en las muñecas y no en las manos, como dicen muchos. En la muñeca hay un tendón que llega a nuestro hombro, y cuando los clavos fueron martillados, ese tendón se rompió obligando a Jesús a forzar todos los músculos de su espalda, por tener sus muñecas clavadas, para poder respirar porque perdía todo el aire de sus pulmones. De esta forma era obligado a apoyarse en el clavo metido en sus pies que todavía era más grande que el metido en sus manos, porque clavaban los dos pies juntos. Y como sus pies no aguantarían por mucho tiempo sin rasgarse también, Jesús era obligado a alternar ese "ciclo" simplemente para poder respirar. Jesús aguantó esa situación por poco más de tres horas. Sí, ¡más de tres horas! Mucho tiempo, ¿verdad? Algunos minutos antes de morir, Jesús ya no sangraba más. Sencillamente le salía agua de sus cortes y heridas. Cuando lo imaginamos herido, imaginamos meras heridas, pero no. Las de Él eran verdaderos agujeros, agujeros hechos en su cuerpo...Él no tenía más sangre para sangrar, por lo tanto le salía agua. El cuerpo humano está compuesto por 3,5 litros de sangre aproximadamente (en un adulto). Jesús derramó 3,5 litros de sangre; tuvo tres clavos enormes metidos en sus miembros, una corona de espinas metida en su cabeza y además un soldado romano le clavó una lanza en su tórax. Todo esto sin mencionar las humillaciones que pasó después de haber cargado su propia cruz por casi dos kilómetros, mientras la multitud le escupía el rostro y le tiraban piedras -la cruz pesaba cerca de 30 kilos, tan solo en su parte superior y en la que le clavaron sus manos-"
"Todo eso pasó Jesús, solo para que tú tengas libre acceso a Dios. Para que tengas todos tus pecados lavados ¡Todos, sin excepción! No ignores esta situación ¡Él murió por ti, no creas que Él murió solo por otros, por aquellos que van a la iglesia o por aquellos monjes o curas, pastores y obispos o por las iglesias. ¡Él murió por la salvación del mundo! Dios bendiga nuestras vidas y no olvides que Él dijo que no te avergonzaras de Él, porque sino Él se avergonzaría de ti ante su Padre"
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