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Entre frases y retórica electoral te veas...




Entre frases y retórica electoral te veas…

Por  Eduardo Correa
     

      Puede decirse que uno de  los preceptos constitucionales que más se invoca y  posiblemente el que más se compadece con la práctica política del venezolano,   es el que se refiere al derecho que tienen los ciudadanos de “aspirar a cualquier cargo de elección popular”. Y de pasada, son los requisitos más fáciles de cumplir y de menor cuantía. De allí que cuando se presenta una elección, sin importar su rango, se ven candidatos de todos los colores y vestimentas  sin detenerse en la posición económica,  estamento social, raza o sexo. Un derecho ejercido a plenitud, pues. Esa es la verdadera democracia, gritarían de cualquier parte como desahogo. Es como decir que “cualquiera puede ser candidato”. Y si las candidaturas se ven en su contenido y en su máxima expresión discursiva, puede sorprenderse uno de sus postulados y promesas. Muchas al estilo de aquel viejo cuento que sostenía  “yo les construyo el puente no importa que no haya rio”. Pero de todos modos, es prudente examinar el “lado bueno”, ese que va destinado siempre hacia lo positivo o conveniente e, incluso, fijarse en el lado festivo o su cara pachanguera. Pero, mucho cuidado con desestimar la verdad y la realidad sustancial.

      Veamos ahora, a propósito de las elecciones decembrinas y en donde se elegirán alcaldes y concejales del poder local en Portuguesa, algunas frases y la verborrea de algunos aspirantes que son propias en estos casos y que busca, afanosamente, diferenciar a cada candidato con el fin de que sus potenciales electores no vayan a pensar o creer que el pretendiente equis “sea más de lo mismo”, como suele expresar la cotidianidad.  Ejemplos, uno sostuvo que “pondría en marcha la misión “uno para todos y todos para uno”, que consistiría en “trabajar todos para todos”.  Al menos en este caso el pretendiente se dignó “explicar” su teoría, enrevesada y todo, pero aclarando, ¿verdad? Pero, ¿ese “uno para todos y  todos para uno” no es algo clásico? Me parece haberlo oído hace mucho, ¿y usted? Este oponente también promete las comunas, pero refiere “unas que no existen”. Vaya, muy original, ¿no?  Otro contrincante espetó más allá que “estoy aspirando para darle a la gente “una caricia pedagógica, que jamás se le ha dado”. ¿Caricia pedagógica, dijo? Caramba, mayor sutileza que esa escasea, ¿y cómo se consume eso?, preguntará zutano, ¿o se trata de una metáfora? se le escuchará a mengano. Tranquilos, que ya tendremos tiempo de oír su explicación pormenorizada, no nos angustiemos. Además, el personaje aseguró que va “cabeza a cabeza” con el favorito y que su caballo está mejor preparado.

      En la misma tónica, leímos por ahí: “Lo que se impone es “crecer y no cerrarse”, además de prometer mercales más grandes y más zonas industriales. Como puede verse, este tipo de cosas no le es ajeno a los electores, lo decimos por lo de “mercal y más zonas industriales”, nada novedoso ¿no es cierto? Es como aseverar ¿para qué estar inventando? Y desde el municipio más alegre, como algunos le conocen, vimos también que “es necesario que la militancia chavista demuestre con sus acciones su calidad revolucionaria”. Buena la retórica, ¿no es así?  Porque el tiempo requerido, a esta altura del proceso, es suficiente para que ello suceda. Eso es lo que, por lo menos, nos deja saber la frase. Si, la teoría y la práctica deben conjugarse como es debido, porque no solo de pensamientos puede vivir el hombre  y no está bien que se proclame al viento algo que dista mucho o es opuesto a la conducta que se exhibe, no señor.  “Conciencia revolucionaria” y punto, dijo tajante en su pose y propuesta. Por otra parte,  dejó sentado otro pretendiente: “Fulana de tal podrá tener esa tarjeta, pero les digo con firmeza que yo tengo la gente”.  Bueno, su palabra vaya adelante, respondería la aludida, pero esperemos el resultado que es el que mata los antojos, agregaría. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

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