La ligera anemia que afectó a Neymar
Por Eduardo Correa
En primer
término debo decir que me gusta mucho el futbol y que mi equipo favorito, si es
que de un campeonato mundial se trata, le apuesto siempre al conjunto que
representa a Brasil. Y ha sido así desde que era muy joven. Y en cuanto a la
admiración de sus jugadores, en lo que tiene que ver de particular, la
legendaria figura del “rey pelé” siempre tuvo mi humilde simpatía. Y en la
evolución del futbol brasilero, varios de sus pateadores del balón, de fama
mundial, fueron mis jugadores
preferidos. Hasta llegar a Neymar, por supuesto, quien copa la escena del
balompié planetario con apenas una veintena de años. Bien se sabe que el futbol
es el deporte, por encima de todos, que más embelesa al aficionado. Algunos se estarán preguntando que a qué viene todo lo anterior. Bueno,
digámoslo ya, aunque una parte fue
anotada en el título. Hace poco, una nota periodística contaba que una ligera anemia afectaba a la
nueva estrella del futbol, Neymar. La noticia recorrió el mundo, y es muy
probable que haya puesto en alerta a los apasionados de este deporte en el
rincón más apartado del orbe, dado que esta aldea global que es el mundo no es
ajena a lo que ocurra en cualquiera de sus puntos, por muy lejano que este sea,
y de manera inmediata, debe resaltarse. Vivimos, hoy por hoy, la globalización
en muchos aspectos, especialmente en la información. Una cosa que suceda, por
intrascendente que sea, de una vez se conoce en cualquier lugar.
Pero les cuento,
que no se por qué, al leer la nota de la pequeña anemia del jugador del vecino
país, de inmediato me llegó a la mente la situación de los miles de niños y
jóvenes que viven en condiciones poco humanas en las conocidas favelas
brasileñas de Rio de Janeiro. ¿Neymar padece una ligera anemia? y esto sacude al
mundo deportivo y hasta más allá. ¿Cuántas anemias, y no ligeras, han padecido
los pobrísimos niños de las favelas y nadie se ha enterado, ni siquiera las
autoridades del llamado gigante brasileño?
Y es que en esos lugares –las favelas- se carece de los servicios más elementales que
requieren los seres humanos que habitan en grupos, tal es el caso. Ejemplo, en
la mayoría de las favelas escasea el agua potable, la luz eléctrica y las aguas servidas. Y
claro, también la buena alimentación y otras carencias. Y es de suponer que
todo eso se traduce en enfermedades para los infantes y quienes no lo son tanto,
sin que eso se conozca, y más bien es ignorado casi siempre. Poco cambia la
suerte de estas personas, a no ser que se convierta en un prospecto de
futbolista y de pronto se vea correteando la cancha de algún club famoso, y no
los caminos oscuros y los lodazales de sus barriadas paupérrimas. Y así, es
seguro, le lloverán dólares o euros, y no las gotas pesadas de los crudos
inviernos que azotan sus techos de zinc, incluso hasta derribarlos. Algunos
podrán pensar que por qué mezclo una cosa con la otra, y es posible que tengan
sus razones, pero eso no me impide que piense que vivo en un mundo donde lo
vano y lo frívolo, muchas de las veces, encubren las cosas prioritarias de las que
padecen numerosísimos seres humanos y exaltan otras, que aunque no dejan de
tener sus propios valores para muchos, ensombrecen situaciones que deberían
tener el peso, la atención y la solidaridad de todos. Y hasta podrían decirme
que, precisamente, con la magia de Neymar con el balón, los niños y los jóvenes
de las favelas se olvidan, aunque sea por noventa minutos, de la tragedia que
sobrevive y pesa sobre sus cabezas. En
fin, discúlpenme, vuelvo a la cancha, que el juego está por comenzar.
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