¿Quién es Alberto Federico Ravell? ¿ De dónde viene y a qué se dedica? ¿Qué busca? ¿Con quién anda? ¿Qué negocios hace? Algunas de las anteriores interrogantes, sencillas por lo demás, son conocidas. Y otras, quizás, se han esfumado de la memoria colectiva.
Hagamos un breve ejercicio mental para despejarlas todas y si incurrimos en algún olvido, que alguien nos ayude a completarlas. Ya se sabe que este señor forma parte del negocio televisivo que comprende, por lo menos, la planta Globovisión donde ejerce el cargo de director general. Esto es a lo último que se ha dedicado. En tiempos pasados fue funcionario público del gobierno de Jaime Lusinchi, ejerciendo el importante rol de jefe de la Oficina Central de Información -la antigua OCI- , y es conocida su influencia en aquel régimen donde jugaba cuadro cerrado con la tristemente célebre Blanca Ibañez, barragana del entonces nefasto presidente blanco. Más recientemente se le conoce su participación en el sangriento Golpe de Abril de 2002 en contubernio con empresarios de la burguesía y con miembros dirigentes del cascarón vació de la CTV. Su actuación fue pública y notoria en contra de los intereses del pueblo y de la constitución. Informaciones de inteligencia dan fe de unas reuniones secretas con personeros de la embajada estadounidense. Se hace llamar doctor, pero no se le conoce su especialidad y trabajo profesional, a excepción, como ya anotamos, del negocio de la TV y otros medios de comunicación. También es conocida su participación en el criminal paro petrolero que causó pérdidas mil millonarias en dólares a la república.
Después de su participación en el fallido golpe de abril de 2002, ha continuado conspirando de modo abierto contra el gobierno del presidente Chávez, acción que ha venido profundizando a raíz del cese de la concesión a RCTV, llegando incluso, de manera contumaz, a retar públicamente a las instituciones sin soslayar sus descalificaciones al sector castrense, fiscalía, defensoría del pueblo, poder electoral y legislativo, a cuyos integrantes llama delincuentes sin temor alguno, y ha dicho que si le quitan la licencia a su canal televisivo será el fin del gobierno de Chávez. En las últimas semanas ha venido insistiendo, cual dirigente partidista, con el apoyo de algunos gobiernos regionales opositores, en sus desmanes y no ha cesado en sus insultos a las instituciones y al pueblo, llegando a afirmar que en Venezuela no existe estado de derecho ni garantía alguna para los nacionales. ¿Tiene este sujeto la autoridad moral para lanzar sus ofensas al gobierno nacional cuando es conocido que un aliado suyo en el pasado -el periodista Oscar Yanez- lo acusó de manejos irregulares en CVTV durante su paso por la OCI?.
Pero ahora, lo que muchos nos preguntamos es hasta donde va a llegar una persona como esa, con una actitud claramente de enfrentamiento contra el gobierno y las instituciones, con bravuconadas, insultos, vilipendios, y lo que es más grave aún, utilizando un medio de comunicación social que es de servicio público y es obligatorio guardar la compostura, respeto a la ciudadanía, informar verazmente, entretener y educar, tal como lo contemplan las leyes. ¿No es posible ponerle coto a Alberto Federico Ravell que ha retomado su militancia de partido y que busca derribar al gobierno democrático de Hugo Chávez en connivencia con la oligarquía más rancia de Venezuela y el extranjero, usando la concesión otorgada por el Estado? ¿Tiene el pueblo que seguir soportando sus insultos y chantajes a través de un medio de servicio público que tiene normas claramente establecidas? ¿Puede permitirse esa libertad de PRESIÓN DESCARADA que tiene como objetivo la descalificación y la violación de la ley? ¿Y qué ocurre con el derecho a la tranquilidad de nuestro pueblo que día a día lo que ve en esa pantalla es la deformación de la verdad? ¿No es el momento de llamarlo a capítulo para que comprenda que este pueblo debe respetarse y que todo ello está reñido con la verdadera libertad de expresión? ¿El gobierno electo por el pueblo seguirá aceptando el abuso de este señor y sus financistas en desmedro de la esperanza de los hijos de Bolívar?.
Creemos firmemente que el gobierno debe ponerle remedio a esos desafueros antes de que sea demasiado tarde.
Escrito por Eduardo Correa, y publicado en el Diario El Regional, en Acarigua, estado Portuguesa, el día domingo 29 de julio de 2008.
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