Ir al contenido principal

ENCUENTRO DE BOLÍVAR Y PÁEZ

4 DE ENERO 1827
Con Páez en rebelión y Venezuela separándose de Colombia La Grande, Bolívar había emprendido el regreso desde Lima. A lo largo de todo el viaje se había ido enterando del enorme malestar popular por la república, por el ejecutivo y por la constitución. Nadie estaba satisfecho, desde los departamentos del Ecuador, pasando por Cundinamarca y terminando en Venezuela, y todos confiaban en el retorno del Libertador como el del gran componedor; desde que desembarcó en Guayaquil, se le venía pidiendo, o más bien exigiendo, que asumiera la dictadura.
Al aproximarse Bolívar a Bogotá, el vicepresidente Santander se adelantó a encontrarlo en la población de Tocaima. Después de una larga conferencia ambos acordaron la aceptación de Santander de la Constitución Boliviana (pero sin la vicepresidencia hereditaria que hubiera afectado las aspiraciones políticas de Santander) y de la Confederación entre Perú, Bolivia y Colombia; a cambio el Libertador rechazaría la dictadura y viajaría a Venezuela para someter y castigar a Páez.
El Libertador, al llegar a su tierra natal, notó con más claridad los motivos de descontento, y sin querer emprender una guerra civil, procedió a negociar con Páez usando una mezcla de diplomacia, halagos y amenazas, que culminó con el sometimiento de Páez a la autoridad de Bolívar y el perdón de este a las acciones insurrectas de los componentes de la "Cosiata".
En este día, Bolívar y Páez se encontraron en Naguanagua (cerca de Valencia) y al darse el abrazo de bienvenida sus espadas se enredaron por el correaje. Los presentes lo consideraron un hecho de "buen augurio".
Tomado del libro Hechos y fechas.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Una boda en el corazón del llano

Una boda en el corazón del llano                                 En memoria del Greco        Por Eduardo Correa       Era un día sábado, pero no recuerdo con exactitud la fecha y los años, aunque estimo que distan unos cinco lustros de algo que quiero contar. Ese día hice un viaje desde Acarigua, en el estado Portuguesa, a Valle de la Pascua, mi tierra natal. Era uno de esos tantos viajes que emprendía con cierta regularidad y que tenía como norte visitar a mi madre María Josefa, en su residencia habitual. Después de unas cinco horas de carretera ya estaba “aterrizando” en mi querido barrio Guamachal   y, como siempre sucede en el llano, al no más llegar salieron todos a recibirme con mi madre de primerita y con una   brillante y espontanea sonrisa que me...

Las letras que grabó Ali Primera no eran suyas

¿Las letras que grabó Ali Primera no eran suyas?                             Por Eduardo Correa Definitivamente debo admitir que si alguien me preguntase que si fui sorprendido al tener conocimiento de lo que reflejo en el título de este escrito la respuesta tiene que ser afirmativa, y sin sonrojarme puedo expresar que simplemente lo ignoraba y estaba muy lejos de sospecharlo siquiera. Y es que siempre estuve entendido de que las letras, en su mayoría puedo decir, que grabó y dio a conocer masivamente, tanto dentro como fuera del país, el genial hijo de la sierra del estado Falcón eran suyas. Pero resulta que en los dos últimos años este asunto singular era un secreto a voces en los corrillos de la cultura y de la música. Y cualquiera podría argüir que cómo saberlo si lo contrario fue lo que se dio a conocer de modo legal en los registros de propiedad y derechos de autor. Y ello sucede desde hace unos t...

Eneas Perdomo en El Teresa Carreño

Eneas Perdomo en El Teresa Carreño Con alusión a Alfredo Sadel, Juan Vicente Torrealba y Luis Lozada, “El Cubiro” Por  Eduardo Correa       Como se sabe, el singular trovador llanero, Eneas Perdomo, hijo insigne de El Yagual, en el legendario estado Apure, falleció hace algunos meses. No obstante, quisimos titular de ese modo para significar algunos hechos que no son de muy vieja data y que se relacionaron de modo directo con el centro cultural Teresa Carreño y otras instituciones del país. Y es que en el pasado reciente, es decir, en la era puntofijista, si es que establecemos una especie de referencia histórica, presentarse en el teatro Teresa Carreño, institución cultural de renombre en el firmamento Latinoamericano, constituía un imposible para muchos  hacedores del quehacer cultural,  y de modo muy especial para nuestros intérpretes de la música y el canto autóctono, aunque a decir verdad, repetimos, no era el ...