Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo -17 de junio de 1991-
!Oh! !Ven! tú que vas errante en el desierto y que dices: "He buscado a Mi Redentor pero no lo he hallado". Hállame, Mi bienamado, en la pureza del corazón, ámame sin interés propio, hállame en la santidad, en el abandono que deseo de ti. Hállame observando Mis Mandamientos. Hállame sustituyendo el mal por el amor. Hállame en la simplicidad de corazón. No peques más, deja de hacer el mal, aprende a hacer el bien. Busca la justicia, ayuda a los oprimidos. Que este desierto y esta aridez exulten. Que tu tibieza se inflame de ardiente llama. Abandona tu apatía y reemplázala por el fervor. Haz todo eso para poder decir: "He buscado a mi Redentor y Lo he encontrado. Él estuvo siempre cerca de mi pero en mi oscuridad no podía hallarle. !Oh, Gloria sea dada a Dios! !Bendito sea nuestro Señor! ¿Cómo pude haber sido tan ciego?". Deberé, pues, recordarte que guardes como un tesoro Mis Principios, para que puedas vivir.
Yo volveré como un relámpago, como un destello en las nubes, con Mi Santo Espíritu, para quitar las lágrimas de toda mejilla. Así, pues, !ánimo! Mis bienamados. El amor volverá como amor.
Yo, el Sagrado Corazón, os bendigo a todos, dejando el Suspiro de Mi Amor en vuestra frente. Sed uno bajo Mi Santo Nombre.
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