Hoy observo con dolor
y lleno de pesimismo
como mi suelo querido
es victima del invasor.
Gente de todo tenor
se apodera de mi patria
y actúan a sus anchas
sin que exista algún control.
Grupos sin ton ni son
vienen de Europa y de Asia,
de Colombia y de Africa,
de Brasil y de Ecuador.
Gringos al por mayor,
junto a los dominicanos,
árabes e italianos,
portugueses a montón.
No es mesquindad ni rencor
si hablo del visitante,
pero es que quiero contarles
lo que veo a donde voy.
El gringo es depredador
y se lleva las riquezas
y a el sólo le interesa
ser un gran explotador.
En las calles hay temor
y andas cartera en mano
sin embargo el colombiano
te aplica el arrebatón.
El portugues sin razón
sube el pan con regocijo
y también te roba el chino
que abunda como el arroz.
Y el crimen más atroz
que ya casi nos ahoga,
los carteles de la droga,
del fraude y la extorsión.
Contrabando sin rubor
vulnera nuestras fronteras
y en ocultas carreteras
ruedan carros de valor.
Y hago punto de honor
y reconozco de veras,
que hay gente buena que llega
de allá donde nace el sol.
Extranjero del mejor
que llega buscando patria
y aunque sea de otra raza
trabaja de corazón.
A ese lo quiero yo
y le dedico mi prosa
porque es gente valiosa
de la tierra de Simón.
Autor: Eduardo Correa. Escrito en 1994.
y lleno de pesimismo
como mi suelo querido
es victima del invasor.
Gente de todo tenor
se apodera de mi patria
y actúan a sus anchas
sin que exista algún control.
Grupos sin ton ni son
vienen de Europa y de Asia,
de Colombia y de Africa,
de Brasil y de Ecuador.
Gringos al por mayor,
junto a los dominicanos,
árabes e italianos,
portugueses a montón.
No es mesquindad ni rencor
si hablo del visitante,
pero es que quiero contarles
lo que veo a donde voy.
El gringo es depredador
y se lleva las riquezas
y a el sólo le interesa
ser un gran explotador.
En las calles hay temor
y andas cartera en mano
sin embargo el colombiano
te aplica el arrebatón.
El portugues sin razón
sube el pan con regocijo
y también te roba el chino
que abunda como el arroz.
Y el crimen más atroz
que ya casi nos ahoga,
los carteles de la droga,
del fraude y la extorsión.
Contrabando sin rubor
vulnera nuestras fronteras
y en ocultas carreteras
ruedan carros de valor.
Y hago punto de honor
y reconozco de veras,
que hay gente buena que llega
de allá donde nace el sol.
Extranjero del mejor
que llega buscando patria
y aunque sea de otra raza
trabaja de corazón.
A ese lo quiero yo
y le dedico mi prosa
porque es gente valiosa
de la tierra de Simón.
Autor: Eduardo Correa. Escrito en 1994.
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