¡Gracias,
Virgen Querida!
Por Eduardo Correa
Gracias, mi Virgen querida y venerada por tu divina e inspirada intercesión aquel 12 de abril de 2008 cuando me devolviste a la vida a pesar de que un consejo médico en Barquisimeto había sostenido que no tenía salvación, e imploramos a ti, Reina Bendita, y Tú a Tú Divino Hijo, y como Él no puede negarte nada me devolvieron a la vida aquí en la tierra. La ciencia dijo que no, pero desde el Cielo vino el bendito sí testificando la supremacía de la voluntad divina.
Aquel día precioso hubo júbilo en mi corazón y
en el de mi familia y mis amigos, y claro está que en el Cielo mismo por el
prodigio enviado. Y en mi caso un enorme agradecimiento y un compromiso que no
podré pagar jamás dada su inmensidad, aunque intento hacerlo mientras
viva. Han pasado ocho años y parece que fue ayer, pero cada día que pasa mi
gratitud crece más y más. !Gracias eternas mi Virgen venerada y mi Jesús
adorado! Gracias por haberse fijado "en un nada", y convertirlo en un
alma agradecida y de fe renacida. Gracias por siempre. !Ave MARIA Purísima!
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