Nos
vendrían bien ciertos acuerdos nacionales
Por Eduardo Correa
¿Quién
puede dudar que nos vendrían bien ciertos acuerdos nacionales, dada la cuestión
política que sucede por estos tiempos? ¿Se han dado pasos en el sentido de
ponerse de acuerdo en algunos temas políticos, económicos y sociales que
sacuden al pueblo hoy? En realidad algunos
se han dado, aunque sin repercusión y significación importante. Pero, se ha
hablado mucho del asunto y ha sido un “hablar” sin eco y esencialmente
contrapuesto, unilateral y parcial. Y a lo que me refiero es a ciertos acuerdos
nacionales con criterio público convenido y en donde gobierno y oposición, en
aras de un país que luce desconcertado y sobre todo necesitado, se sienten en
la misma mesa, en el mismo salón, y que las partes en desacuerdo le hagan ese honor a un pueblo que lo pide a
gritos y con desesperación. Y puede ser “llover sobre mojado” cuando digo que deben
deponerse ciertas actitudes políticas, e incluso personales, por el bien de todos. Y ello es un
clamor en los sectores diversos de la patria de Simón y nadie parece escuchar.
Mientras tanto, a la par existe un colectivo nacional que vive angustiado, de
mal humor y exhausto. ¿Lo dicho no interesa a los políticos del gobierno y de
oposición? ¿Van a insistir en las notas discordantes o van a ponerse de
acuerdo, instrumento en mano, y buscar producir una música agradable al oído del
venezolano? ¡Cuidado!, debe tocarse bien o podrían reventarse las cuerdas y en
la desesperación puede venir el caos por no haber puesto los acordes necesarios.
Debe componerse un tema donde se pueda interpretar, pausada y rítmicamente, una
gran canción donde intervenga, en una gran orquesta, un gran coro popular.
Los
temas prioritarios todo el mundo los conoce y sería prolijo enumerar. Más sin
embargo es oportuno señalar, y eso también se sabe, que los problemas son
interconectados, unos con otros se sostienen. Y es que no puede hablarse de
escasez sin tocar lo concerniente a la producción, a los productores, a las
tierras, en muchos casos abandonadas y sin producción, a los precios que es un
factor muy sensible en la cadena, a la legalidad, a las condiciones para
producir, entre otros elementos de rigor. Es una cadena, valga reiterar. ¡Eso
sí!, no debe haber prurito con ningún sector llamado a intervenir por
recalcitrante que sea, e invocar las conciencias nacionales y también las
responsabilidades, los deberes para con la patria y con el pueblo, palabra esta
ya al borde del desgate. O sea, los intereses inalienables de todos los
venezolanos que son conocidos fielmente. Ha llegado la hora de ponerse de
acuerdo o…esto puede tomar otros cauces, otras direcciones que podrían ser muy
lamentables. Y no exagero al decirlo.
Ahora,
si damos por positivo lo anotado arriba, es obligado tratar con criterio
desprendido la cuestión electoral y la ambición de poder político, que aunque
sean normales en todas las democracias, no debe subestimar la problemática
planteada. No vaya a ocurrir como el cuento aquel de los borrachitos que se
pusieron a pelear por una botella vacía. Claro está, todo a su tiempo y
comprendiendo cabalmente que hay reglas y deben cumplirse. Y esa cuerda legal y
constitucional que rige las democracias debe mantenerse incólume y no jugar a
rasgar esa cuerda so pena de reventarla y ahí sí estaría en peligro el sistema
que podría dar al traste con todo. Y pienso que nadie, responsablemente
hablando, pueda interesarse en ello. ¡Cuidado! Finalmente, la ocasión la pintan
calva, como establece otro refrán conocido.
Acarigua, enero de 2018
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