Cuando Reynaldo ganó el Grammy
Por Eduardo Correa
¡Y lo ofreció al Santo Cristo de Pariaguan! ¡De rodillas! ¿Cuánta agua había
corrido por los puentes desde que Reinaldo Armas comenzó su carrera artística
como trovador del llano en Zaraza teniendo apenas trece años de edad? ¡Mucha! Desde el tiempo cuando aquel joven cargado de
sueños se dejó escuchar en la emisora de aquel pueblo llanero. Y la historia es
conocida, en especial por quienes vivimos en el llano venezolano. La carrera no
fue meteórica, sino que Reinaldo tuvo que luchar en una época donde la transculturación
se imponía por encima de nuestros valores y cantos patrios. Y lo logró a fuerza
de trabajo, constancia y pundonor.
Hoy el país cuenta con un extraordinario compositor y cantante que
defiende con ahínco el folclor nacional y son cerca de cuarenta años que lleva
con una carrera ¡Exitosa! Y aquí se abren
otras interrogantes, ¿Cómo definir el éxito? ¿Por el dinero ganado? ¿Por los
premios? Aunque muchos analistas sostienen que el trovador llanero tiene bienes
materiales y sus cuentas bancarias nada despreciables, tal vez Reinaldo
prefiera medirlo por las numerosas satisfacciones personales recibidas que van
ligadas a la aceptación popular de su canto y de su talento como compositor y
músico, al igual que el logro histórico de hacerse escuchar venciendo muchos
imponderables que se le atravesaron en sus ejecutorias y en su camino, a veces
empedrado, a veces llano, otras veces caminando al filo de los parajes y más
allá acechándolo algún caimán cebado o alguna mapanare de esas que abundan en
el suelo llanero, pero esas dificultades, y otras muchas, no lograron arredrar
al caminante con rumbo y con sueños. Han sido muchos los premios alcanzados en
su carrera y en su trayectoria, y claro está que las dificultades han sido
también numerosas y que el temple de este hijo de Los Guatacaros, caserío cerca
de Santa María de Ipire, ha logrado vencer.
De muchas maneras han llamado al cantor guariqueño. Unas veces, “El
cardenal sabanero”, otras, lo definen como “El general de la canta”, también le
dicen “El número uno” del folclor. Una vez, y no hace mucho de ello, un
animador de televisión lo llamó “pionero” y Reinaldo respondió que él solo se
ha limitado a hacer su contribución en su empeño de poner en alto el gentilicio
del llano y de Venezuela. Y digo yo: ¡vaya contribución la del santamaireño!,
¿no? Bueno, Reinaldo, tu canto estuvo de nuevo de fiesta, pero esa vez con el
señorío internacional que le dio ese GRAMMY que ganaste en un selecto escenario
latinoamericano al premiar tu álbum El Caballo de Oro. Ese caballo relincha de
gozo en el llano de tu corazón y de tu alma y ese relincho esplendoroso lo siguen
aplaudiendo, seguros estamos, el llano y el país todo. Y como tú bien dices en
tu primera y sabrosa “quirpa”, tocada por el también singular Remigio García,
donde pintas un dibujo de la nación de Bolívar: “En esta quirpa yo quiero que
todos pongan un poquito de atención para que oigan y aprecien a un llanero en
su expresión, orgulloso de su música, inquieto y gran defensor de los valores
más puros que existen en la nación”. Y sigues: “No olvidemos aquel dicho que no
hay fuerza sin unión y recordemos que somos, pueblo querido, brasas del mismo
fogón, bongueros del mismo rumbo, criollitos de corazón y capaces de luchar
contra cualquier opresión”. Aquel día, como tantas veces, te saliste con la
tuya, Reynaldo. ¡Enhorabuena!, hermano.
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