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¿Sabías que el celular puede matarte?

¿Sabías que el celular puede matarte?



Por Eduardo Correa 

Quienes todavía creían que el teléfono lo había inventado Alexander Graham Bell,  ahora deberán corregir  porque resulta que  el escocés, a quien por generaciones se le había atribuido el revolucionario acontecimiento comunicacional, no lo hizo. Y es que hace poco tiempo,  el Congreso de EEUU respondió una petición que hicieran los representantes de un tal Antonio Meucci, italiano nacionalizado americano, a quien finalmente se le reconoció la hoy modernísima invención, y el fallo se produjo apenas  en el año de 2002. Es muy probable que, aunque hayan mediado argumentos contundentes en torno de Meucci, la decisión de los legisladores estadounidenses haya suscitado suspicacias en no pocos sectores de la tecnología y de la sociedad mundial. Y debe anotarse que el usufructo de la intempestiva decisión no surtió ningún efecto en la vida de Meucci, ya que este había muerto, muchos años antes, en una completa orfandad.  ¿Quienes se beneficiaron en definitiva con el importante anuncio gringo? Vaya usted a saberlo.

      Sin embargo,  el tema que vamos a desarrollar tiene otras connotaciones. Huelga exponer lo que significa, hoy por hoy, el teléfono, en especial el móvil o celular, que en específico es el centro del tema de este artículo. Y aunque pueda parecer que nos excedimos en el titulo del trabajo, veremos que en verdad el teléfono puede matarnos, si es que no tomamos conciencia de su uso en ciertos campos importantísimos de nuestras vidas. Uno de ellos es al momento de conducir vehículos. Veamos algunas interrogantes que podrían impactarnos dependiendo del grado de sensibilidad que tengan las personas. En consecuencia, ¿Sabias que un conductor embriagado tiene menos  probabilidades de sufrir un accidente que otro que esté hablando por su teléfono móvil al momento de manejar? 

Claro, sería absurdo interpretar el planteamiento en el sentido de que es preferible entonces “manejar borracho”. Ni como chiste sería aceptable la opción, dado lo cruel. O,  quizás haya que decir como un ex presidente venezolano fallecido recientemente: “Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.  Y continuando, ¿Estabas  enterado que más del cincuenta por ciento de los conductores leen o envían mensajes mientras se mantienen al frente del volante exponiéndose así a tener un terrible accidente? ¿Conocías que algunas autoridades han logrado captar imágenes o videos que reflejan el momento cuando en un trágico accidente vial el conductor se distraía hablando por su móvil? Esta tercera pregunta  es muy probable que se sepa porque se ha dado a conocer por la red de redes, e incluso por los mismos teléfonos celulares ha circulado mucho.

      Y es que el dolor ha estado muy cerca de nosotros en lo personal, cuando recientemente una amiga tuvo un accidente automovilístico con  consecuencias  graves, y aunque logró salvar su vida milagrosamente, sin embargo padeció en una cama por varios meses con fracturas en la columna vertebral y otros órganos. De acuerdo con las experticias realizadas por la autoridad de rigor, se llegó a la conclusión de que la conductora estaría hablando por su móvil en el momento del impacto vehicular dejando el triste saldo descrito arriba.   Y así como este caso, son muchísimos los que han logrado registrarse, dadas las evidencias halladas en los lugares de los sucesos.

      Pero, además de las situaciones plasmadas anteriormente, existen otras consideraciones que deben hacerse respecto del teléfono celular. Ejemplo, un móvil colocado en un bolsillo de la camisa puede ser contraproducente por las radiaciones que emite, si es que está cerca del corazón. También la ciencia ha determinado que puede producir cáncer y otras enfermedades, debido, igualmente, a las radiaciones del aparato, y asimismo podría causar trastornos a los oídos y a la circulación. Y en otro ámbito, el móvil telefónico puede causar accidentes en los vuelos aéreos al interferir en las comunicaciones  propias del avión, y de allí su prohibición determinante. Y su restricción en el uso se ha impuesto de igual modo en los centros hospitalarios porque ocasionaría delicadas interferencias y desvirtuaría resultados de exámenes clínicos, entre otros problemas.

      De tal manera,  que debemos tomar medidas preventivas en el uso del teléfono celular, si es que no queremos vernos envueltos en situaciones que podrían, incluso, arriesgar la existencia misma. Y si es posible, desterrar expresiones cotidianas en el usuario, como estas:  “Sin mi celular se me haría imposible la vida”; “No más al despertarme corro rápidamente a buscar mi teléfono”; “Sin mi celular siento como si algo importante me faltara”. Y es claro que con estas actitudes y comportamiento se ha establecido un patrón de conducta social que ha hecho que medio mundo esté a punto de volverse esquizofrénico, si es que no están completamente locos ya. Y es tanto el frenesí que han provocado los celulares, que en cada hogar, escuela o sitio de trabajo, todo el mundo quiere y hace esfuerzos económicos por comprarse “su bebé, como han dado en llamar al ahora famoso blackberry,  que ya cuesta “una fortuna”.  





  

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