Nueva
carta al presidente MADURO
Excelentísimo,
Por Eduardo Correa
No voy
a gastar palabras diciéndole la gravedad de la situación que vivimos los
venezolanos hoy, ayer y anti ayer y más allá porque eso huelga y usted lo sabe
muy bien, y además sería de Perogrullo, ¿lo recuerda? Es aquel personaje del
idioma que supo mucho de la redundancia y lo repetitivo, así que, Presidente,
nada de “perogrulladas” ya que para ver lo que sucede en la patria de Bolívar
“con un ojo basta”, pero afortunadamente usted goza de sus dos ojos y puede
verla más clara, y además goza de buena salud, cosa que se constata al solo
verlo por televisión, aunque dicen que las cámaras aumentan el tamaño.
Señor Presidente, ¿cómo hacerle comprender que está comprobado y “re que te comprobado” que bajo su dirección y la de sus asesores el país no va a superar la terrible situación que vive? ¿Cómo hacerle ver que sus fórmulas económicas no han puesto el dedo en la llaga y por el contrario se ha puesto purulenta?, y aspiro me disculpe algunos términos que no son “muy presidencialistas”, pero, ¿sabe? Soy llanero de alpargatas como lo fue también su mentor Chávez y no son pocas las veces que se le sale a uno “el llanero”, aunque dicen que “al perro lo capan una sola vez”, a nosotros los criollos nos han capado varias veces.
También decimos en el llano que “somos del tamaño del compromiso que se nos presenta” y tal vez en este dicho me afinco para tener el valor y escribirle esta carta que aspiro no llegue a leer nunca porque lo más seguro es que me ponga preso. Los llanero corremos riesgos, Presidente, y aunque a mí no me ha picado mapanare alguna, gracias a Dios, le temo a la “ramita”. Y además a usted no le temo porque lo conozco desde aquellos tiempos en Acarigua cuando fue Coordinador de Quinta República, pero quizá no lo recuerde. Fue en los tiempos del hombre de Sabaneta.
Volvamos a lo que me trajo. Presidente, con la prisa que da la crisis busque usted una solución que era para ayer, pero ayer pasó y no vino, ahora se necesita que usted le dé una oportunidad al pueblo que tanto quiere y llegó el momento de aplicar aquella solución que usted mismo ofreció una vez en una reunión con gobernadores y alcaldes en Miraflores que espero no haya olvidado. En esa ocasión dijo textualmente a la concurrencia en alta e inteligible voz, al despedirse de los mandatarios regionales: “Quedamos como hemos hablado, y en lo que no nos pongamos de acuerdo “nos contamos”. Ese momento ha llegado. Y usted puede pasar a la historia si se cuenta ahora y con mecanismos confiables y en los que todo el mundo esté de acuerdo. Es la democracia, Presidente, se sabe.
No pierda esta oportunidad de que se le recuerde bien, y usted está a tiempo. Tal vez hoy no las tenga todas consigo, pero si abre las compuertas de una sana elección como manda la ley es posible que recupere su puesto en una historia que está a la vuelta de la esquina. Disculpe usted mi atrevimiento, señor Presidente, pero usted dijo que yo tengo derechos.
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