Ir al contenido principal

Una tarde en Guamachal

UNA TARDE EN GUAMACHAL  
                                       
                                   (En el lugar de mis padres)

                                                                        
                                                                         Por Eduardo Correa
            
Ayer fui a mi barrio Guamachal en Valle de la Pascua. Fui a la vieja casa donde  nací, viví mi niñez y una parte de mi adolescencia. Una casa muy humilde por lo demás. En unas pocas horas comenzaría la “noche buena” que daría paso a la navidad. ¿Cuántos años habían pasado en que yo no hacía y vivía aquello? Imaginemos. . . ahora era el 24 de diciembre de 2017 ¡muchos! ¡Décadas! Esa distancia se alejaba hasta llegar a mi niñez, mi adolescencia y mi primera juventud, si es que lo vemos en retrospectiva y claro está que con los intervalos en el tiempo de mis regresos cuando mis padres vivían. En el sencillo y vetusto patio me senté con algunos de mis hermanos alrededor de una tosca mesa y conversábamos  recordando los tiempos pasados. En los momentos de silencio me abrumaban los recuerdos y querían salirse todos a la vez. El sencillo lugar lucía limpio, circundado por viejos árboles frondosos muy verdes y altos que a esa hora, cerca del mediodía, el sol hacia brillar. Un chinchorro de moriche colgaba a un lado y mecía suavemente a uno de mis familiares. Un pajarillo amarillo en una rama de coco con sus movimientos saltarines parecía estarnos mirando. 

En minutos el reluciente sol tendió a la opacidad y una tenue lluvia se dejó caer en el ambiente hogareño. No hubo necesidad de guarecerse. El agua de lluvia caía tan suave que apenas se veía posarse en las verdes hojas. El fresco sitio me retrotrajo a aquellos tiempos cuando mis padres vivían y por un instante sentí que andaban por allí con presencia tranquila. Como dije, aquel lugar era humilde y campesino, no era pobre y en contrario estaba enriquecido por su naturaleza viva y acogedora, por el verdor de sus plantas y su sabrosa sombra. Cualquiera desde afuera podría decir que era un rancho, aunque adentro se sentía y se respiraba distinto. Y sobretodo, los recuerdos estaban muy vivos.

Nota: Y como puede apreciarse en la gráfica interpuesta en el escrito, fui a llevarles a mis consanguíneos mi libro sobre el barrio que fuera plasmado hace poco tiempo atrás y contentivo de mis vivencias en aquel lugar bendito.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Una boda en el corazón del llano

Una boda en el corazón del llano                                 En memoria del Greco        Por Eduardo Correa       Era un día sábado, pero no recuerdo con exactitud la fecha y los años, aunque estimo que distan unos cinco lustros de algo que quiero contar. Ese día hice un viaje desde Acarigua, en el estado Portuguesa, a Valle de la Pascua, mi tierra natal. Era uno de esos tantos viajes que emprendía con cierta regularidad y que tenía como norte visitar a mi madre María Josefa, en su residencia habitual. Después de unas cinco horas de carretera ya estaba “aterrizando” en mi querido barrio Guamachal   y, como siempre sucede en el llano, al no más llegar salieron todos a recibirme con mi madre de primerita y con una   brillante y espontanea sonrisa que me...

Las letras que grabó Ali Primera no eran suyas

¿Las letras que grabó Ali Primera no eran suyas?                             Por Eduardo Correa Definitivamente debo admitir que si alguien me preguntase que si fui sorprendido al tener conocimiento de lo que reflejo en el título de este escrito la respuesta tiene que ser afirmativa, y sin sonrojarme puedo expresar que simplemente lo ignoraba y estaba muy lejos de sospecharlo siquiera. Y es que siempre estuve entendido de que las letras, en su mayoría puedo decir, que grabó y dio a conocer masivamente, tanto dentro como fuera del país, el genial hijo de la sierra del estado Falcón eran suyas. Pero resulta que en los dos últimos años este asunto singular era un secreto a voces en los corrillos de la cultura y de la música. Y cualquiera podría argüir que cómo saberlo si lo contrario fue lo que se dio a conocer de modo legal en los registros de propiedad y derechos de autor. Y ello sucede desde hace unos t...

Eneas Perdomo en El Teresa Carreño

Eneas Perdomo en El Teresa Carreño Con alusión a Alfredo Sadel, Juan Vicente Torrealba y Luis Lozada, “El Cubiro” Por  Eduardo Correa       Como se sabe, el singular trovador llanero, Eneas Perdomo, hijo insigne de El Yagual, en el legendario estado Apure, falleció hace algunos meses. No obstante, quisimos titular de ese modo para significar algunos hechos que no son de muy vieja data y que se relacionaron de modo directo con el centro cultural Teresa Carreño y otras instituciones del país. Y es que en el pasado reciente, es decir, en la era puntofijista, si es que establecemos una especie de referencia histórica, presentarse en el teatro Teresa Carreño, institución cultural de renombre en el firmamento Latinoamericano, constituía un imposible para muchos  hacedores del quehacer cultural,  y de modo muy especial para nuestros intérpretes de la música y el canto autóctono, aunque a decir verdad, repetimos, no era el ...